~ Nightmare ~

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—Hey, HoSeok. Levántate de una vez, tienes que comer algo.

La voz preocupada de su amigo lo hizo caer nuevamente en la realidad, esa que consistía el vivir en un departamento en el centro de la ciudad, en esa donde su única compañía era su sombra y el olor a humedad proveniente del techo mohoso.

—¿Qué hora es?—preguntó una vez se había sentado en el pequeño comedor, un tazón de fideos instantáneos ocupaba el espacio en la mesa.

—Son las Levanta el culo que saldremos de esta pocilga. Pensé que habías muerto, pasaste toda la mañana durmiendo y murmurando cosas.

—Mierda YoonGi, son más de las dos de la tarde. Pudiste haberme despertado.

El sonido de la cerámica chocar entre sí le perforaba la cabeza, sentía sus sentidos algo sensibles, la luz de la tarde quemaba y su respiración seguía floja por el reciente despertar. YoonGi dejó frente a él una taza humeante de café.

—Pareciera como si tuvieras resaca. ¿Te sientes bien?—el pelinegro tomó asiento frente del más alto, este último solo negó y bebió del líquido oscuro y caliente.

—Siento como si no dormí nada. ¿A qué hora nos dormimos?

—Si mal no estoy, a las diez ya estabas completamente dormido. En serio, HoSeok. Me preocupas. ¿Seguro que estás bien? Ese trabajo que llevas no te está r-...

—Estoy bien, YoonGi. Solo algo cansado.

El tazón y la taza yacían vacías y apiladas, YoonGi se encargó de lavar mientras HoSeok se duchaba y cambiaba. Ese día el sol se negaba a ocultarse y brillaba en todo su esplendor.

Ya todo listo—y con un HoSeok cambiado—ambos se adentraron entre las calles de la ciudad que a pesar de ser domingo la gente no dejaba sus ánimos en casa, dispuestos a disfrutar de una tarde amena antes de empezar con la rutina semanal.

HoSeok creía que por primera vez podría pasar un día tranquilo sin las preocupaciones que atormentaban su mente día y noche. El trabajar arduamente como pasillero en un supermercado, el sueldo que escasamente le llegaba para pagar la renta y la comida—y con algo de suerte, sus ahorros se iban en chucherías para merendar.

Viviendo solo, problemas con sus padres, no tenía a nadie más que a sí mismo y a su querido amigo Min YoonGi, que conocidos una tarde que el pelinegro compraba los suministros para la semana y que el alto le ayudase a conseguir lo restante de su lista de pedidos. Entre una charla tan desvariante que inició por la música que colocaban ese día en los alto parlantes del local, terminó en un "nos vemos, amigo" y un apretón de manos amistoso. Ya lo demás consistió en encuentros casuales y surgió una amistad inesperada para él.

Mi único y real amigo.

—Hey, ¿crees que le guste a JiMin? —dice YoonGi enseñándole un dije en una cadena fina de acero.

También conocía todo con respecto al pelinegro; su gusto por la composición, su habilidad en la cocina, su mal temperamento a veces y su amor insólito por dormir, un flojo de primera. Pero también sabía sobre sus preferencias y conocía de antemano a su novio JiMin; un risueño chico de mejillas abultadas y con un gran pasión hacia el baile, y el único que resquebraja el caparazón malhumorado de YoonGi.

Pero muy en su interior los envidiaba. Ellos tenían el apoyo de sus familias, tenían su amor y su convicción en alto. Ellos dos, ambos lejos de sus hogares de infancia habían llegado a Seoul para formar una convivencia, dando un paso más hacia su relación formal, forjando un futuro que ellos creían próspero. En cambio, HoSeok aún se veía en la miseria, el intentar escapar de lo que lo atormentaba, escapar de una familia con principios de antaño, con creencias fuera de sus ideales, señalándolo y llamándolo un "error, una deshonra".

Litost [VHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora