~ Subconscious ~

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El ver como la oscuridad reinaba solo le certificaba a HoSeok que nuevamente estaba lejos de la realidad. Se vio a sí mismo parado en medio de un mar oscuro que ni la punta de su nariz podía ver. Solo pequeños susurros no claros invadían cada espacio y cada dirección.

Suspiró e intentó calmar cualquier indicio de caer en manos de la ansiedad.

HoSeok. HoSeok.

Dando pasos letárgicos y con duda se aventuró entre ese enorme espacio sin fin, sin la presencia de paredes o de algo que pudiera palpar, sólo era... negro.

Pero al parpadear una puerta de madera se postró en su camino, intacta, cerrada y de un blanco inmaculado. Sus manos se empuñaron y sin dudar un segundo más se acercó a ella y la abrió.

Un pasillo extenso lo recibió, las paredes estaban forradas de papel tapiz de colores pasteles; las lámparas iluminaban los costados y el suelo alfombrado acobijó los pies descalzos de HoSeok. Paso tras otro fue avanzando mientras la puerta blanca se cerraba con un suave sonido. A medida que iba caminando se iba encontrando con cuadros con paisajes vivos y alegres.

Reconoció algunas pinturas; el bosque frondoso, en donde había aparecido en una de sus pesadillas iniciales; la cabaña al pie de la colina, donde en la cima de esta un enorme árbol se alzaba orgulloso. Los detalles de cada cuadro eran tan realistas, el lago, la colina; todo detalle era minuciosamente pintado y resaltado. Eran increíbles, y eso a HoSeok lo inquietaba; lugares donde en sueños había estado, cuadros que llevaban por fecha de realización muchísimos años atrás, con solo verle podías comprobarlo. Y la firma... La firma de aquel pintor tan magnífico destacaba en una tinta tan negra en una de las esquinas inferiores de los cuadros.

Kim TaeHyung.

Siguió andando hasta el final del pasillo. En su trayecto se fue encontrando puertas con el cerrojo puesto impidiendo que entrara, siguió intentando en cada puerta sin éxito. Algo frustrado chocó con fuerza la madera de la puerta a su costado logrando que esta se abriera. El impacto le sobresaltó y el interior de la habitación le saludó. El cuarto no poseía ventanas ni luces, solo las paredes de los lados y el techo eran completamente blancas; exceptuando la del fondo que era completamente negra. En el centro había una silla de madera igualmente blanca. HoSeok entró y tomó asiento quedando de frente a la gran pared negra.

La puerta se cerró con suavidad y el silencio reinó el espacio. Volteando hacia los costados no percibió movimiento ni alguna señal que le indicara algo. Esperó un poco y nada, había mucha calma... Una muy estresante.

Y como si leyeran su mente, algo pasó.

La pared negra comenzó a cambiar de tonalidad, siendo usurpada por juegos de colores que al final crearon una imagen tan nítida y detallada de una escena que por más que lo negara, era muy conocida para él.

Su casa.

La escena consistía en el interior de su casa, los muebles, las repisas, un pequeño comedor; y las tres figuras que llenaban el lugar, una señora que estaba colocando la mesa, un señor que sentado en el sillón se entretenía viendo las imágenes que emitía un pequeño televisor, y un chiquillo que jugaba en el centro de toda la habitación.

HoSeok se estremeció al verse en aquella visión. Ver de nuevo a sus padres, verse a sí mismo a tan corta edad cuando todo estaba en perfecta armonía en su vida. Las risas, las comidas familiares, los juegos, la calidez en la que su madre le besaba la frente y la firmeza de su padre al revolotear sus cabellos castaños afirmando un "estoy orgulloso de ti, hijo".

Era sumamente feliz.

La imagen se distorsionó mostrando por último la enorme sonrisa que el pequeño HoSeok poseía en ese momento; para luego dar paso a otra escena en donde se podía notar el paso de los años.

Litost [VHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora