Salí a la calle y expulsé e inspiré todo el aire que mis pulmones eran capaces de albergar, una, dos, tres veces...
Miré el reloj. Me había costado media hora conseguir un trabajo horriblemente rentable. Veo como Serena se acerca, y abro la boca cuando veo a otro chico trajeado demasiado atractivo.
-¡Ey! ¿Qué ha pasado? Tienes que contarme...
Miro de soslayo al chico. Serena se da cuenta y se ríe.
-Oh, se me olvidaba. Es Nate Archibald, trabaja aquí. Ella es mi amiga Blair...
-... Waldorf.- Esbozo una sonrisa falsa.
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Él se ríe.
- ¿Por qué hay gente tan joven trabajando aquí?
Se rasca la nuca.
-Supongo que porque me he ganado el puesto.- Dice sin dejar de sonreír.
-Bueno, cuéntame, qué...- Serena empieza a preguntar.
-El chico ese que te empujó.- Le interrumpo.- Administración, doble sueldo...- Me encojo de hombros.- Mis principios dicen que no, pero los bolsillos no se quejan tanto.
-¿En serio?- Serena se rió,y fue a abrazarme.- Oh, estoy tan contenta por ti...
-Sí, bueno, vale.- No me gustaba que me dieran abrazos. El tal Nate sigue sonriendo desde un discreto segundo plano.
-¿En qué trabajas tú?
-Es una empresa financiera.- Amplía más su sonrisa. Qué dientes tan perfectos.- ¿Quién te ha contratado?
-Un imbécil llamado Chuck Bass.
Nate rió. Una sonrisa bastante bonita, a decir verdad. Puse mi cara de limón.
-Es amigo mío. Estoy de acuerdo contigo, es imbécil, pero con el tiempo le coges cariño.
-Sí, claro. Bueno, pasároslo bien. Me voy a casa.- Dije despidiéndome de los dos.
-¡¡Te llamaré!!- Gritó Serena, y Nate se despidió con la mano.
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El sonido del tono de mi móvil me despierta. Suelto un gruñido y doy golpes. De repente, para.
-Blair.
-¿Qué?- Gruño.
-Necesito que vengas a mi oficina en una hora.
Me despierto de golpe.
-¿Qué?- Repito.
-Sí, Blair. Ahora trabajas en Berkshire Hataway. En la oficina de Chuck Bass concretamente.
