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Bajé las escaleras con mi maleta y salí al escuchar los pitidos del coche de mi madre, si es que se la podía llamar así.

-os echaré de menos-resbaló una lágrima por mi mejilla mientras me despedía de cada uno- este viernes quedamos por la tarde, ya os pasaré el nombre del sitio- les advertí con una sonrisa divertida- así que no hagáis planes- cerré la puerta del coche y mi madre arrancó dejando atrás a 5 amigos inolvidables.

El trayecto fue largo y silencioso, sólo hablamos al bajar del coche cuando me entregó una mochila.

-¿qué es esto?

-tu uniforme- respondió sacando mi maleta de la parte de atrás del coche

-¿pero qué?- fruncí el ceño-es ropa de militar

-si, lo es. Te recuerdo Annie Leila que estamos en un internado militar- recalcó militar

-¿tengo que llevarlo?- pregunté con desagrado, nunca me había gustado la idea de llevar uniforme en la escuela

-sí, tienes tres mudas. Tendrás que irlas lavando porque aquí nadie te hará la colada

-pues como en casa- bufé exasperada- ¿cual es mi habitación?

-aquí no dormís en habitaciones,sino en cabañas de madera, y la tuya es la cinco

-¿no me acompañas?

-tengo cosas que hacer- exclamó exasperada, aún que la que tenía derecho a estarlo era yo ya que tenía que aguantar a mi madre hablándome mientras miraba alrededor nuestro por si habian alumnos observandonos, pero no le veía ningún sentido a eso.

Me acerqué a algunos alumnos y les pregunté por la cabaña número cinco, y me dijeron que tenía que rodear el lago para llegar a las cabañas de las chicas y en cuanto lo hice, me adentre en la mía. Estaba completamente vacía y contenía diez literas, fui observandolas todas con detenimiento hasta que ví una vacía y dejé mi maleta ahí puesto que era la única libre.

Esperaba un armario o algo similar, pero simplemente me encontré con un baúl a los pies de la litera. Tenía un candado y en la cerradura había un llave de color azul, mi favorito, la giré y abrí el baúl para empezar a llenarlo. Metí dos uniformes ya que uno ya lo llevaba puesto, un neceser para el baño, mi móvil, una sudadera que le ''robé'' a mi hermano antes de irme, el pijama y un peluche que me regaló Sam.

No me dió tiempo a hacer mucho más ya que sonó el timbre que anunciaba el inicio de las clases de la tarde en cinco minutos y aún me faltaba rodear el lago para llegar al edificio de las aulas. Llegué casi corriendo y entré en la aula número doce, por suerte aún no había llegado la profe así que me senté en el único pupitre que quedaba libre. Al poco rato llegó la profesora con un montón de folios y los empezó a repartir.

-¡mierda!¡no sé ni en qué clase estoy!- chillé en mi mente

-silencio- me fulminó la profe con la mirada

-¿que pasa?- le susurré al de delante

-que pensaste en voz alta- me contestó el chico

-¡mierda!

-deja de hablar, estamos en química

-¡noooo!- volví a chillar haciendo que la profe me llamase la atención, otra vez- lo siento- murmuré

-toma, y no vuelvas a hablar- dijo el chico entregándome un bolígrafo

-tienen una hora para completar el examen- anunció la profesora

-que borde- murmuré girando los ojos

-¡¿disculpa?!- gritó la profesora- ¡¿que dijiste?!

-nada- agaché la cabeza para centrarme en el control para el que ni había podido estudiar puesto que era nueva

Apunté mi nombre y apellido en la parte superior del folio, y empecé a mirar las respuestas, pero cinco minutos más tarde me dí cuenta de que no me sabía nada de nada, así que para matar el tiempo me puse a mirar por la ventana hasta que alguien carraspeó delante mío y al girarme...me encontré con la cara de la profesora amargada.

-¡vaya falta de educación!

-disculpe- murmuré avergonzada

-me cansé de usted, interrumpió mi clase tres veces  ahora en vez de ponerse a hacer el examen se dedica a mirar al patio- dijo intentando controlar la furia en su voz

-verá usted, yo no...- intenté explicarme pero me interrumpió

-dos vueltas

-¿como?

-haga dos vueltas al lago

-¡pero soy nueva!- repliqué

-cinco y avise a su compañero

-¿que compañero?- la miré confusa

-debe tener un compañero

-pues que yo sepa, no tengo ninguno- me crucé de brazos

-sígame- se dirigió hacia su mesa- ¿como se llama?

-Annie Leila Openhill- respondí segura

-así que es la hija de la instructora Openhill- me miró a lo que yo solo asentí- pues lo cierto es que esperaba que su hija fuese más educada...- prosiguió- aquí pone que su compañera es Lucy Hoult, aula veinte- señaló su lista

-disculpe profesora- dijo una de las alumnas- a mi me cambiaron de compañero ayer, y Lucy es mi nueva compañera

-está bien, ¿quién era el antiguo compañero de Lucy?

-Lucas Smith- respondió la chica

-Gracias, siga con el control

-a ver- bufó la profesora Coldwill mirando el listado- aquí pone... su nuevo compañero será Keiran Nicholas Williams, aula dieciocho- me quedé en estado de shock mis piernas no me respondian- ¿¡a que espera!?

-ya...ya voy- respondí nerviosa

No puede ser- intenté tranquilizarme- él se fue hace mucho...mucho tiempo. Tranquila, no será él

***

-La señorita Coldwill dice que salga Keiran Nicholas Williams- le dije al profe de la aula dieciocho, éste aceptó y le dijo que saliese de clase.

Entre tanto, yo me dí media vuelta y salí casi corriendo de allí para no verle la cara. Esperaba, sinceramente, estar muy equivocada.

En cuanto llegué al lago me puse a correr pero el chico rápidamente se puso a mi altura y la verdad era que yo no corría muy rápido.

-¿Stuart?, ¿que haces aquí?- dije temerosa pero sin dejar de correr

-Me llamo Keiran, ¿eres nueva?- me puse pálida pero puesto a que no me reconoció conseguí calmarme un poco y concentrarme en el castigo

-sí- contesté- ¿que es un compañero?

-es un alumno que hace los castigos contigo

-así que...si me castigan...¿tu también lo estás?

-sí- afirmó- así que si no das problemas en clase, no perjudicarás a tu compañero, por eso lo hacen.

-pues vaya mierda- me quejé

-y que lo digas, espero que no me des muchos problemas- me advirtió

-lo intentaré- respondí y él se puso a correr más rápido, acabando en pocos minutos las vueltas, pero a mi me costó mucho rato más y en cuanto lo hice me acerqué lentamente a Keiran que yacía descansando en la hierba.

-acabé- susurré a punto de desplomarme del cansancio y esperaba que el me cogiese por que sino recibiría un buen golpe...

-ya lo veo- me miró preocupado- ¿estas bien?

-un poco cansada, pero bien. ¿Por qué lo dices?

-pareces...mareada- dijo y  de pronto se me nubló la vista dejándolo todo completamente negro.

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora