Prólogo

27 4 0
                                    


La ansiedad se apodero de mí desde el momento en que logre salir y mi cuerpo no dejaba de temblar.  Era la segunda vez que había caído al suelo, pero no me importaba, seguí corriendo como si no hubiera un mañana.

Los arbustos arañaban todo mi cuerpo y el maldito frío me congelaba los pies, haciendo que cada paso fuera más doloroso que el anterior. Los pulmones empezaban a quemarme dándome unas inmensas ganas de vomitar y lágrimas corrían por mis mejillas lo que hacía que mi vista se volviera borrosa y tropezara unas cuantas veces más, rasgando mi camisa.

Lo dejaste.

Esas palabras estaban gritando fuertemente en mi cabeza apenas salí de aquel lugar.

No es cierto. Él me dijo que corriera, que me encontraría en el lugar que acordamos y yo tenía que confiar en que iba a ser así.

Los oídos me palpitaban y me costaba cada vez más respirar por mis jadeos constantes, limpie las lágrimas de mis mejillas y brinque unas cuantas raíces salidas de la tierra.

Auch.

Una gran rama impacto contra mi cabeza y sentí como un poco de sangre escurría en mi mejilla. Estaba a 2 minutos de nuestro escondite, solo tenía que pasar la carretera y estaría a salvo.

Lo dejaste.

Ya estaba muy lejos y no podía regresar de todas maneras, probablemente los demás nos estarían buscando.

Las plantas de mis pies ardían en llamas y mis piernas no soportaban dar un paso más, así que me tomé un momento para respirar.

¿Porque no me quedé?

Si el me escuchara ahora seguramente me golpearía por siquiera considerar esa idea tan estúpida.

Sé que mi seguridad le importa. Porque yo le importo.

Pero cuando entro en pánico mi mente se nubla y no sé qué pensar, solo hice lo que me pidió.  ¿No estaba mal cierto? No me podía dejar, sé que pelearía con uñas y dientes de ser necesario.

Tomé un último suspiro y me enderecé, listo para correr de nuevo.

Pero una luz llegó tan rápido que no me dio tiempo ni de reaccionar.

Solo escuche el chirrido de unas llantas a la distancia y un fuerte impacto me mandó volando por los aires.

Voces InternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora