Te pido perdón

::El comienzo del fin::

Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

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Darien camino lentamente hasta una banca cercana, Serena lo miro sin decir nada, y cuando él se sentó le hizo un pequeño gesto que indicaba que lo siguiera, ella frunció los labios pero lo hizo y se sentó a su lado, a una distancia prudente para ella misma.

Al mirarla y ver el dolor en su bello rostro, Darien se odio, pero sobre todo odiaba todo lo que había pasado, y se odiaba mucho más al saber que él lo había provocado todo, cada detalle, cada fragmento de aquel día, hasta ese terrible desenlace.

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Ella, aquella bella mujer era una fuerte tentación para Darien, una que en todo momento creyó resistir, las palabras insinuantes, los mensajes cariñosos, en todo momento creyó que aquello no significaba nada... absolutamente nada.

Una noche Serena encontró un mensaje en su celular y el dolor en su rostro lo aterro, pero no lo suficiente para darse cuenta de que estaba cometiendo un enorme error.

―Es un juego, una bobada que no tiene importancia ―se excusó.

―No vuelvas a hacerlo... por favor ―le suplicó ella con una mirada que le dejaba ver la enorme fe que le tenía.

―Claro que no... perdóname, ha sido una bobada.

Pero ahí no había terminado, Esmeralda había seguido insistiendo y él no había querido detener aquello, se decía a si mismo que era una diversión pasajera, una manera de salir de la rutina.

Así habían pasado un par de meses, con las mismas insinuaciones y mensajes cariñosos cada vez más intensos y más atrevidos. Hasta un día, aquel día, ella le había sonreído coquetamente y después lo había besado, con pasión y lujuria.

Darien había quedado fascinado, aquello era una novedad, una mujer atrevida que quería todo con él y sin pedir nada a cambio. Aquello había sido algo refrescante en lo que comenzaba a ser su monótona vida.

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Darien sintió que sus ojos escocían en lágrimas al recordar como todo había pasado, con lentitud, poco a poco había ido destrozando el corazón de la rubia, sin darse cuenta, sin imaginar, la creí ajena a todo aquello. Que equivocado había estado.

Entonces había ocurrido, aquel episodio, ese que él mismo había ido escribiendo pasó a paso, días tras día... aquel episodio que le había hecho ver todo en retrospectiva y no le había gustado lo que había observado, aquello lo había llevado a tocar fondo.

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Aquella mañana recibió un mensaje de Esmeralda, uno demasiado atrevido, donde le explicaba con detalle todo lo que él despertaba en ella, con una sonrisa en los labios se metió a la ducha, a darse un baño rápido, para dirigirse a la universidad.

Cuando termino de arreglarse, su celular marcaba un mensaje más, era el nombre de un hotel, el número de un cuarto y una hora estipulada.

Aquella mañana Serena estaba extrañamente pensativa y ausente, habían desayunado en silencio, pero él estaba demasiado indeciso con lo que aria como para prestarle demasiada atención a la rubia.