TEMA 3

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Introducción

Durante el reinado de Isabel II (1843- 1868) se va a producir en España la consolidación del régimen liberal y con ello la desaparición del Antiguo Régimen. No se trata exclusivamente de un cambio político; en nuestro país se irá transformando la sociedad, que abandona su tradicional estructura estamental y se convierte en clasista. En ella el protagonismo corresponderá a la burguesía. En el aspecto económico destacaremos la incorporación de España a la industrialización y el desarrollo del capitalismo, representado por la proliferación de bancos, entidades de créditos, empresas, etc. Asimismo, el desarrollo industrial producirá un rápido crecimiento urbano y el nacimiento del proletariado, que comienza a asimilar las nuevas doctrinas sociales procedentes del exterior (socialismo, anarquismo, internacionalismo, etc.)

Desarrollo

Los inicios del liberalismo en España

Los inicios del liberalismo en España como corriente política podríamos situarlos en las Cortes de Cádiz , donde se constituye un grupo político cuyos miembros comparten unas ideas concretas: soberanía nacional, división de poderes, reconocimiento de derechos y libertades, sufragio censitario, existencia de una Constitución, etc.; ideas que quedarán plasmadas en la Constitución de 1812.

Con el regreso de Fernando VII y la restauración del absolutismo el liberalismo será reprimido. Los liberales se exiliarán o pasarán a la resistencia clandestina, organizándose en sociedades secretas donde se preparan pronunciamientos militares y levantamientos populares. Sólo entre 1820-1823, a consecuencia del pronunciamiento del coronel Riego en Las Cabezas de San Juan (Sevilla), gobernarán los liberales, aunque serán desplazados del poder en ese último año por las tropas francesas de los Cien Mil Hijos de San Luis, a las que recurre Fernando VII.

A la muerte del monarca en 1833, las circunstancias políticas harán posible la vuelta al gobierno, ya de forma definitiva, de los liberales, que apoyarán a la regente María Cristina en la defensa de los derechos al trono de su hija, la futura Isabel II, frente a las pretensiones de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. En estos años (1833-1843) las dos corrientes que ya existían del liberalismo español se convierten en auténticos partidos políticos: la de los doceañistas, en la que había destacado Francisco Martínez de la Rosa, promotor del Estatuto Real (1834), dará lugar al partidomoderado; la otra corriente más radical, la de los exaltados, en la que sobresale, por ejemplo, Juan Álvarez Méndez (Mendizábal), célebre por su Ley de Desamortización, se convierte en el partido progresista.

3.2. Las corrientes del liberalismo español

Ambos partidos, moderado y progresista, compartían una serie de principios básicos: la aceptación de una Constitución, de unos órganos de representación de la nación (Cortes), expresión de la voluntad de la nación, y la necesidad del reconocimiento de libertades individuales y colectivas (libertad de imprenta). Sin embargo, discrepaban en la forma en que habían de aplicarse todos estos elementos fundamentales en la doctrina liberal. También se diferenciaban en su composición social.

El liberalismo moderado

Características

Los moderados, la derecha del liberalismo, apoyaban un Estado centralizado y un poder ejecutivo fuerte, en el que la iniciativa (soberanía) estuviese compartida por la Corona y las Cortes. Éstas deberían ser bicamerales: Senado (elegido por el monarca), y Congreso (formado por diputados elegidos por sufragio censitario). Los derechos ciudadanos deberían estar restringidos, anteponiendo a ellos los principios de autoridad y orden. Defendían la confesionalidad del Estado. Eran partidarios de designación de los alcaldes por el Gobierno. En materia económica los moderados fueron proteccionistas y defensores, principalmente, de los intereses de los terratenientes, su principal apoyo social

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