TEMA 9

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Introducción

La Segunda República española fue proclamada el 14 de abril de 1931, como consecuencia de la mala gestión política de la monarquía, incapaz de afrontar los graves problemas que España arrastraba desde el siglo XIX y desacreditada por haber apoyado la dictadura de Primo de Rivera.

El gobierno provisional emprendió las reformas necesarias para democratizar y modernizar el país, aunque pronto se encontró con la oposición de las clases económicamente dominantes y de un amplio sector del proletariado.

a. La caída de la monarquía y la instauración del gobierno provisional

Después de la dimisión de Primo de Rivera (1930), el gobierno del general Berenguer pretendió volver a la situación de 1923 y restablecer la Constitución de 1876. Pero el malestar social favoreció la cohesión de la oposición antimonárquica.

El 17 de agosto de 1930, los diferentes partidos republicanos y nacionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián, para impulsar un movimiento político revolucionario que derrocase la monarquía e instaurase la república. Los firmantes del pacto pronto obtuvieron el apoyo de los socialistas y de la CNT.

El movimiento revolucionario fue un fracaso. La insurrección militar, centrada en Jaca, fue reprimida y la huelga general no llegó a convocarse. Pero el fracaso no evitó la crisis del gobierno de Berenguer y éste fue sustituido por el almirante Aznar.

En estas circunstancias, el gobierno se vio forzado convocar elecciones municipales (12 de abril de 1931). A pesar del fraude electoral, las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en 41 de las 50 capitales de provincia y en las ciudades más importantes de las regiones industriales.

Ante el resultado electoral, el rey Alfonso XIII optó por el exilio y el 14 de abril de 1931 se proclamó la República en varias ciudades españolas. Finalmente, Niceto Alcalá-Zamora, en nombre del comité revolucionario, lo hizo desde Madrid para toda España, constituyendo un gobierno provisional formado por republicanos, socialistas y nacionalistas.

El gobierno provisional, inició una serie de reformas urgentes en los ámbitos social y militar. Se inició una legislación destinada a mejorar la situación laboral del campesinado y se empezó a planificar la reforma educativa, se llevaron a cabo medidas para reformar el ejército, con el objetivo de asegurar su lealtad a la República.

Las actuaciones reformistas contaron desde el principio con la oposición de un sector del ejército y de la oligarquía económica, puesto que veían peligrar sus intereses. Pero, sobre todo, chocaron con la Iglesia que se resistía a aceptar la concepción laica que los republicanos tenían del Estado. Esta actitud provocó una oleada anticlerical que se manifestó en la quema de conventos.

Tampoco colmaron las expectativas de una parte del proletariado, que aspiraba a la revolución social y al inmediato reparto de tierras.

b. La coyuntura internacional

El contexto internacional tampoco favoreció la estabilidad de la República. Los años treinta se caracterizaron por una profunda crisis económica y el auge de los regímenes políticos autoritarios.

Así, en Europa empezaban a notarse los efectos de la crisis económica mundial que se había iniciado en 1929 con la caída de la bolsa de Nueva York. Esta crisis tuvo menor incidencia en España. A pesar de todo, contribuyó a desestabilizar la economía y la sociedad, lo que incrementó los problemas del nuevo régimen.

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