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Llegué al instituto a las 8:20, demasiado tarde

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Llegué al instituto a las 8:20, demasiado tarde. Pedí permiso para entrar en el edificio y cuando me abrieron subí a toda velocidad por las escaleras. Corrí por el pasillo y al llegar a mi aula, respiré hondo y puse en mi cara la mejor sonrisa de buena chica. Llamé a la puerta y la abrí.

Toda la clase me miraba pero yo continuaba con mi sonrisa de buena niña. La profesora, molesta por la interrupción, me mató con la mirada y dándome una sonrisa falsa, se acercó a mí.

— ¿Vienes del médico otra vez Elissya?—Preguntó con sarcasmo—. ¿U hoy es el tráfico?

Elissya, vamos piensa, que quiero oír tu nueva escusa.

—No, señora Mercedes —Respondí convencida—. He tenido un problema con las tuberías de mi baño, llamé al fontanero y bueno, hasta hace diez minutos no se ha ido de mi casa...

Al decir eso la clase empezó a reír por lo bajo, les eché a casi todos una mirada asesina y de pronto ya nadie se burló de mis tuberías imaginarias. La profesora, por su lado, subió sus cejas, más bien su única ceja, y tragándose el orgullo me dejó pasar.

Silenciosamente me senté en mi silla, saqué los libros e hice ver que prestaba atención a lo que la señora Mercedes explicaba.

Estaba en el último curso de Bachillerato, en pleno mes de abril y con la Selectividad a la vuelta de la esquina. El curso de bachiller terminaba en tres semanas y estábamos en plenos exámenes finales. Un horrible momento de estrés para la mayoría de alumnos de mi curso, pero yo iba tranquila, y eso me preocupaba.

Confiésalo, te preocupa demasiado.

— ¿Con qué las tuberías del baño, eh? —Respondió mi compañera de pupitre y amiga, Noah.

— ¿Demasiado creíble? —Pregunté con ironía como respuesta. Noah negó con la cabeza mientras se reía por lo bajo.

—Qué le vamos a hacer, el fontanero va lento...

Las dos nos reímos mientras la profesora charlaba y charlaba.

Los minutos para que sonara la campana pasaron lentos y para matar el tiempo, dibujaba rayas sin sentido en mi cuaderno, en la mesa o jugaba con las hojas del libro. Cuando solo faltaban cinco minutos para que llegara el fin de la clase, mi culo vibró.

Chica, no es tu culo, es el móvil.

Saqué el móvil del bolsillo trasero y vi el mensaje en la pantalla.

Número desconocido (ND)
+34604578×××
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ND: Has vuelto a llegar tarde, ¿Chica mala otra vez? √√

Eli: ¿Quién narices eres? √√

ND: Alguien, ¿Qué has dicho para que te dejen entrar? √√

La Chica Del Pijama Amarillo PolloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora