La rutina ya era aburrida, cansadora y nefasta para los dos.
Él llegaba con aroma a otra mujer.
Ella dormía esperando a su marido.
Él creía que ella ya no era suya.
Ella creía que él ya no la deseaba.Él una noche se dejó llevar por la reluciente piel de su secretaria, olvidando las promesas que hizo de pequeño junto a su ahora también olvidada esposa. Olvidó todas esas primeras veces que vivió con ella. Todo por un fuego que venía provocando esta mujer hace bastante tiempo, dejándolo como un incendio forestal, consumiéndolo.
Y ella, vivía con la ingenua idea de tener un esposo perfecto, ideal. Su primer amor, su primer hombre. Pasaba sus días concentrada en cuando podría hacer más perfecta su historia, era tanto su deseo de concebir un hijo que sus días se nublaron al recibir la noticia de que esto jamás podría ser.La culpabilidad de él y el duelo de ella, los llevó a tener sus primeras discusiones, sus primeros roces fuertes y hirientes. Sus primeras noches durmiendo separados.
Después de un tiempo, su relación mejoró. Él no volvió a caer en la tentación de un idilio con su secretaria, sí. No la había despedido.
Ella tenía unos días grises y otros mejores, pero no se sentía igual. Había algo que ella sabía y dudaba si fuera así, era algo que ella veía imposible, pero sólo había una manera de averiguarlo.____ Pov's:
El tiempo nunca pasó tan lento, el típico aroma a hospital nunca me agradó y mientras menos lo sintiera era mejor para mi. En especial ahora, me marea tan sólo sentirlo entrar por mis fosas.
«Señorita _____, por favor dirigirse a la habitación 22C» resonó en los altavoces de la sala.
Bajo algunas miradas me encaminé a la habitación recién nombrada. Mis manos comenzaron a sudar frío, entrar o no entrar. La primera vez que estuve aquí mis resultados cambiaron mi vida por completo, casi arruinando mi matrimonio. Tomé la perilla fría y giré con aún la duda en mi mente.
Entré tambaleante a la habitación. El doctor me miraba neutro, esa misma mueca de la última vez. Mierda, no significaba nada bueno.
—Bueno querida ____, volvemos a vernos.— Sonreí en afirmación, su expresión volvió a ser amarga y de pocos amigos. — Vamos al grano. — Sacó de una de las cajoneras un gran sobre blanco.
«¿Se te hace familiar esta situación?»
Al verlo abrir el sobre tan lentamente, pensé en llamar a TaeHyung y que me mandase a buscar por su chofer. Pero ya era bastante tarde, los papeles ya se encontraban en su mano.
—No es posible.— El Doctor leía con asombro y algo de incredulidad mis exámenes. Enseguida pensé lo peor, sí. Soy algo pesimista.
—¿Hay algo malo Doctor?— Hablé por primera vez desde que llegué aquí.
—Eh, eso creo. — Mi mueca de preocupación no se hizo tardar en aparecer.— No te preocupes, dejame hacer una llamada al laboratorio, esto debe estar mal. — Se levantó de su puesto tomando su teléfono personal y se dirigió a la ventana.
«¿Qué pasaba? ¿Qué estaría hablando? ¿Qué se supone que está mal?»
Mi vista se dirigía a toda la habitación. En una de las paredes sobresalían los diplomas, premios de medicina y recortes donde salía el nombre de mi doctor en los periódicos. Detrás de la silla de este se encontraba un gran ventanal que ocupaba lo que sería otra pared.
Escuché un bufido y mi mirada se dirigió al hombre con celular en mano.—Bien ____, tengo noticias para ti.— Rascó su nuca con algo de incomodidad. — No sé como lo vayas a tomar, pero debes estar preparada para lo que sea. Nunca se sabe que pasará en esta vida.
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Fire Meet Gasoline |TaeHyung.|๑
Short Story«Ya todo está perdido. Será el fin de todo. Cada uno por su lado, cada momento olvidado y cada rastro de esta relación será quemado.» ×No se aceptan copias ni adaptaciones