Cuidando de Levot

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El jefe de la prestigiosa empresa Ackerman's Illustrators Inc. Logró encontrar un único día libre en su apretada agenda y para la alegría de su joven esposa y madre de su hermoso bebé de once meses, el día libre seria ese mismo sábado. Levi pospuso cada una de sus reuniones y pidió a su asistente que se encargara de algunos papeleos y si se lo preguntan... la nueva secretaria de Levi era una mujer de unos cuarenta y tres años, de carácter frió y disciplinado y únicamente se preocupaba por desempeñar su trabajo a la perfección, cosa que alegró demasiado a la celosa oji miel, quien por golpear a la ex secretaria de su esposo, tuvo que ir a corte luego de dar a luz, al parecer Hitch presentó una demanda en su contra por violencia laboral, cosa que al jurado le pareció una locura ya que Petra estaba en estado de embarazo durante el altercado y presentaba casi siete meses de no trabajar en aquella empresa, por lo tanto la oji miel salió completamente libre de cargos y Hitch fue despedida sin consideración alguna.

Levi compró un pent-house más grande, uno que a su parecer era familiar y nada parecido a su antigua residencia de soltero, el lugar era agradable y los vecinos también, Petra se encargaba de su hogar y estaba totalmente feliz de ser mamá. Su bebé era precioso y lo amaba demasiado, no había momento en el día en que ella no le sacara una fotografía y cada risa del bebé Ackerman era la alegría de aquella joven mujer.

Su día se consumía entre quehaceres y el cuidado de Levot, el único momento para descansar era cuando el inquieto bebé dormía la siesta, pero normalmente ella usaba ese tiempo para recoger juguetes y ordenar algunas cosas, Levi a veces llegaba tarde y siempre terminaba cenando sola y eso le deprimía constantemente, no cambiaría por nada su vida como madre y esposa, pero la rutina la estaba matando y cada día estaba más y más exhausta, ya no compartía días con Levi y ni hablar de las noches, ya ni siquiera recordaba cómo era hacer el amor y eso era lo peor de todo, el trabajo de Levi los estaba separando cada vez más y si ella no estaba de humor, el mucho menos y si ella tenía ganas, él llegaba tarde, al final tenían una efímera discusión y todo quedaba en nada. 

Levi ayudaba a la peli naranja únicamente por las noches y para suerte del azabache, su bebé era dormilón y casi nunca molestaba en la madrugada, la casa siempre estaba limpia y no había nada que su esposa no tuviese en control y eso lo hacía sentir muy culpable. Sabía que Petra no descansaba lo suficiente y que vivía atada a la casa, salía únicamente al supermercado o a citas con el pediatra y estaba seguro de que no era para nada divertido pasar sus tardes en compañía de nadie. Levi trató una infinidad de veces en contratar una empleada doméstica, pero la oji miel se negaba rotundamente ante la idea, ella quería hacerse cargo de su hogar y no deseaba que una extraña estuviese cerca de su familia, no dejaría que alguien más llenara su cabeza de celos o problemas, la oji ámbar aún tenía el gusanillo del pasado dentro de ella y si bien todo era felicidad, algunas cosas no se olvidan tan fácilmente. La única persona digna de su confianza, era su suegra Kushel, quien se había proclamado como la niñera oficial de su nieto y cuando Petra necesitaba salir a hacer algunas diligencias, su suegra era quien cuidaba de su bebé.

Luego de una llamada que le alegro el día a Petra, el azabache comenzó a guardar algunos documentos en su portafolio y decidió ir a casa cuanto antes, pasaría lo que restaba de la tarde y noche con su mujer y nadie podría impedirlo, quien lo intentase terminaría en calidad de cadáver. Mientras conducía, hablaba por celular y  hacia una reservación en aquel restaurante en donde Petra le reveló que estaba embarazada, tal vez si la convencía de beber un poco de Chateau Lafite, terminarían haciendo otro bebé y la idea era muy tentadora, él también estaba harto de no tener más que un beso de buenos días y otro de bienvenida.

Al llegar a su hogar, encontró todo tal y como le gustaba, limpio, ordenado y con olor a fresco. Caminó hasta la habitación que compartía con su mujer y estaba decidido a robarle unos cuantos besos antes de que salieran a cenar. Pero, el azabache se detuvo en el pasillo al encontrar la puerta abierta de la recamara de Levot, se acercó lentamente a la cuna y acomodó sus brazos sobre la barandilla de madera mientras observaba a su hijo dormir plácidamente, amaba a su mocoso demasiado y amaba aún más a Petra por darle aquella criatura tan frágil y perfecta. Levi aun no podía creer que el fuese el padre de aquel niño de cabellos azabaches y ojos ámbar, todos decían que él bebe Ackerman era la mezcla de ambos, pero Levi veía a su hijo demasiado parecido a él, su cabello y sus rasgos e incluso sus gestos, Levot a veces hacia esa mirada tan gélida que lo caracterizaba y la idea de que también heredara su carácter le hacía fantasear. Cosa por la cual Petra se preocupaba, ya que la idea de ir al kínder todo los días a resolver las peleas de su hijo no sería nada agradable.

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