One Shots Malec

Fetiches...

Bueno, bueno, les traigo a todos nuevo One Shot; pero esta vez no es solo mío. Ayudado por la idea y los fetiches de algunas de las bellezas de WhatsApp, Lu Conejo y yo decidimos escribir un shot juntas de Sloshing con fresas, helado y chocolate. Eso lo saben ya, creo que todos. 

Así que bueno, este fue el resultado. Es de ambas, lo hicimos juntas, por lo tanto los créditos son para ambas. También está publicado en el álbum de Fetiches de Lu así que si lo ven primero acá, vayan y boten por él también allá. Si no saben cuál es su cuenta, Lu Conejo va a dejar un comentario en esta línea diciendo "yo soy la bella Lu" y pues ahí la puede ver (Val llamando a Lu, por favor repórtate)

No siendo más, que lo disfruten. Puse el título en honor a Lu, también.

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Alec estaba entre las piernas de su novio. Una de sus manos en su rodilla izquierda, haciendo que apoyara el pie en la cama para tener más acceso. Su lengua, dientes, boca, recorriendo aquel muslo justo ahora cubierto de chocolate, disfrutando los gemidos de Magnus, ahogados por la mordaza, cuando tocaba aquellos puntos sensibles que él conocía a la perfección.

Sonrió, contra la ahora limpia piel, cuando su otra mano dejó de acariciar la cadera de Magnus y, a propósito, rozó su miembro ya demasiado duro. Dejó una última mordida y un beso en el muslo izquierdo para pasar al derecho.

Hace apenas unos minutos había recibido a Magnus con una venda y una mordaza, lo había desnudado lentamente, y luego lo había atado a la cabecera. Había acariciado, con dulzura, sus piernas, untando aquel chocolate caliente, disfrutado de los jadeos de Magnus al sentirlo, aquellos que ahora, mientras usaba sólo su boca para limpiarlo, y sus manos acariciaban su miembro con una lentitud torturadora, se habían convertido en gemidos y espasmos al no poder ver, moverse o hablar libremente.

Detuvo el movimiento de sus manos, ganándose un gruñido de parte de Magnus, cuando no hubo más chocolate ahí.

Subió sobre el cuerpo de Magnus, él también estaba desnudo, ambos gimieron, Magnus intentó hacer ficción entre ambos miembros, pero Alec lo detuvo cuando alcanzó lo que quería.

El bote de helado.

Detuvo sus movimientos con una mano, sosteniendo con firmeza su cadera, y con la otra abrió el bote. Saco varias bolitas de helado, de fresa, y las dejó caer, disfrutando el siseo de Magnus al sentir la diferente sustancia, con otra temperatura, sobre su abdomen y pecho.

Lo esparció, frotando, erizando, aquella piel morena que él tanto amaba. Magnus se retorcía bajo su cuerpo, tiraba de sus manos esposadas a la cabera. Y gruñó, gruñó más que gemir, cuando Alec lamió en su pecho y tomó uno de sus pezones en su boca, sólo para provocarlo y luego seguir limpiando, saboreando, el helado que empezaba a derretirse en aquellos perfectos abdominales...

Cuando estuvo limpio completamente, todo lo limpio que se podía, retiró la mordaza de la boca del brujo y habló por fin:

–Magnus, quiero probar tu autocontrol...

–¿Más? –preguntó Magnus, con voz ronca, pero divertida.

–¿Es que no te ha gustado? –preguntó Alec con inocencia fingida, pero con verdadera duda.

–Claro que sí, nephilim estúpido –hizo un movimiento de cadera que hizo gemir a Alec–. ¿No es evidente?

–Bien, entonces –el deseo apenas dejaba hablar y actuar a Alec–, voy a liberar una de tus manos, quiero probar algo... No te muevas...

Liberó y masajeo una de sus manos, como le dijo, y luego dejó ese brazo extendido sobre el colchón.

Sonrió, tomando el último cuenco, agarró una fresa y la mordió, llevando la mitad hasta los labios de Magnus, para delinearlos con la fruta, y después acercarse a besar y saborear...