Capítulo 4
¡El avión por fin estaba descendiendo! Aterrizamos, aproximadamente, veinte minutos después de que el piloto avisara que comenzaba el descenso.
Saben algo, se me había olvidado contarles lo que sucedió cuándo Scott no pudo aguantar las ganas de ir al baño.
El cerebro de topo me obligó a acompañarlo hasta el baño. Cuando se levanto de su asiento tomó la colcha que estaba en la bolsa del asiento de enfrente y cuando llegamos al baño me la dio y dijo:
—Dejaré la puerta abierta y tu me cubrirás con esto— y señaló la colcha.
—¡¿Qué?! ¡Estás loco! Solo cierra la puerta sin ponerle llave.
—¡NO DIGAS ESO NI DE BROMA! ¡SI HAGO ESO...!— lo interrumpí antes de que siguiera gritando como el chiflado que era.
—¡Está bien! ¡¿Pero que hago si alguien viene?!
—¡Solo le dices que está ocupado!Y a que no saben que más pasó.
Una anciana, que también tenía ganas de ir al baño, se acercó a mi y me empezó a gritar que qué estaba haciendo ahí, porque no cerraba la puerta y otras cosas menos agradables. Al escuchar el escándalo, Scott comenzó a gritarle a la señora desde el baño y así empezó una pelea entre el loco del baño y la vieja amargada. Entonces llegó una azafata a ver qué pasaba y cuando la vi me giré un poco bajando, accidentalmente, la colcha que cubría a mi hermano haciendo que la anciana lo viera medio desnudo para luego pegar un grito que casi me revienta los tímpanos y cuando me giré para verla volví a bajar la colcha pero esta vez fue la azafata la que gritó.
Y así fue cómo Scott Nullings traumatizó a una azafata y a una anciana. Solo a él le podía pasar esto.
La señal de abrocharse el cinturón fue encendida, traducción: ¡ya casi salimos de la lata voladora!
La azafata traumatizada pasó revisando las hileras de asientos de nuestro lado, verificando que los asientos estuviesen rectos, las mesitas dobladas y los cinturones puestos. Cuando pasó junto a nosotros ni nos volteó a ver y pasó de largo sin importar verificar que todo estuviera en orden. Pocos momentos después todo el avión empezó a temblar, lo que provocó que Grace se despertara un poco asustada y que Scott me abrazara el brazo izquierdo buscando mi protección. Enterró su cara en mi hombro mientras repetía sin cesar que se iba a morir.
Al momento del aterrizaje, mi hermano mayor pegó un chillido de nenita asustada, lo cual hizo que mi Potato y yo rompiéramos a carcajadas. Mi madre se asomó desde su asiento y asesinó al cerebro de topo con la mirada, este solo volvió a esconder su rostro en mi hombro.***
Una vez qué terminamos todos los procesos para salir del aeropuerto y tomar las maletas, papá llamó dos taxis para que nos fueran a recoger. Se tardaron cuarenta minutos, aproximadamente, en llegar por nosotros. Thomas les dio la dirección de nuestra nueva casa y todos nos montamos en los taxis justo como lo hicimos en Liverpool; mamá, papá y las gemelas; Grace, Scott y yo.
El taxista fue muy amable con nosotros y era fanático del fútbol inglés, al enterarse de esto él y mi hermano comenzaron a platicar de deportes mientras que Potato y yo compartíamos mi audífonos, estábamos escuchando Solo Dance de Martin Jensen.
Gracias a la música el tiempo pasó rápido y en un parpadeo llegamos a nuestro nuevo hogar.***
ESTÁS LEYENDO
Hey Mira Otro Cliché
Teen FictionSoy una simple chica llamada... ¡ALTO! ¡No puedo decirte! Para saber mi nombre tienes que leer porque tiene una larga explicación. En fin, soy de Inglaterra pero me voy a mudar a otro continente, lo cual en parte es perfecto y podré poner en march...