Soy una simple chica llamada... ¡ALTO! ¡No puedo decirte! Para saber mi nombre tienes que leer porque tiene una larga explicación.
En fin, soy de Inglaterra pero me voy a mudar a otro continente, lo cual en parte es perfecto y podré poner en march...
Luego de mi comentario, nos quedamos en un silencio incómodo. Vi de reojo como Sam se rascaba la cabeza distraídamente a la vez que miraba sus zapatos. Que raro, iba caminando por la playa en traje de baño y anda en tenis...
"¿Porqué rayos me fijé en eso?"
"Porque eres rara."
"Ya cállate."
"Tú cállate."
"No, tú cállate."
"No, TÚ cállate."
La voz de Sam interrumpió mi guerra mental.
—Eeeh...bueno...¿les gustaría ir a una fiesta?— se notaba a veinte mil kilómetros que lo dijo solo para hacer conversación.
—¿¡Fiesta!?— mierda, el lado oscuro de Scott se activó con esa simple palabra.
—¡Si! Mi prima cumple años y todos los años hace una gran fiesta— respondió mas animado —TODO el mundo está invitado.
—Suena genial— añadí y vi como Scott empezaba a dar saltitos mientras aplaudía, parecía un niño con juguete nuevo —PERO...— se quedó quieto y giró para verme con los ojos como del tamaño de sandias —debemos pedir permiso.
Milagrosamente Scott cambió su cara de alerta por un cara de "eres savia hermanita". Rodée los ojos. CLARO que soy savia.
—¿Cuando es la fiesta?— preguntó ¿¡IZZY!?
Giré mi cabeza como un búho y le lancé una mirada de "CÁLLATE, hablamos de esto luego".
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Ella solo abrió los ojos por el pánico que le causó mi mirada y no volvió a hablar. Bien.
—Es mañana— cuando Sam habló, volví a girar mi cabeza.
—Si quieres me das tu número y te aviso sí vamos.— sugerí desbloqueando mi teléfono.
—Claro, así también te puedo pasar la dirección de la casa.
Después de intercambiar nuestros números, bajo la mirada asesina de Scott, Sam se despidió de nosotros y siguió caminando por la playa. Scott no se metió cuando yo le daba mi número al chico de ojos verdes porque se notaba que en serio quería ir a la fiesta. Todos nos quedamos en silencio unos segundos hasta que...
—Que chico mas GUAPO— dijo Grace.
Nadie lo vió venir de ella.
—¿QUÉ dijiste señorita?— preguntó Scott lentamente mientras giraba su cabeza como la chica del exorcista para fijar sus ojos en los de nuestra hermana menor.
En esos momentos el iris de mi hermano parecía de hielo por su color azul y por la frialdad que emanaba su mirada. Daba miedito. Potato no se movió, a diferencia de las gemelas que se alejaron cuidadosamente de ella. Al mismo tiempo, Scott caminó hacia la niña apuntándola con su dedo de "sOy tu hermano mAYOr escúchame bIEn".
