Paparazzis

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Al llegar a la entrada, veo un montón de personas amontonadas en la entrada, muchas de ellas con cámaras y micrófonos en las manos. Muchos flashes invaden mi cara dejándome aturdida-Malditos paparazzis- Unos de ellos se me acerca, me siento sofocada.

—Señorita, se le ha visto bajar del avión con el señor Berlusconi esta tarde, ¿Tienen alguna relación? ¿Podría decirnos que hacía con él?-Lo miro extrañada, no conozco a nadie con ese apellido y si ese fuera el caso no lo diría. Lo ignoro y trato de llegar al cartel que tiene mi nombre. — ¿Su silencio es una afirmación, señorita?-Agota mi paciencia, de por si no tengo mucha y menos con lo exhausta que me encuentro del viaje.  Una gran masa de gorilas aparece sobre mí, rodeándome, preguntando cosas que no tiene una  explicación o respuesta, puede que la tenga, pero no yo poseo esa información.

—Por favor-Suplico—Déjeme salir, me cuesta respirar-Murmullos y ruidos provenientes de las gargantas de los hombres se escuchan, no aguantare más, ¿He dicho que soy claustrofóbica?

De un momento a otro me siento decaer, ese momento más bulla se escucha y mi visión se encuentra borrosa y pesada, más flashes, más preguntas, sólo que esta vez no son hacia mi persona, es alguien que no puedo ver, una voz grave.

—Por favor, si son tan amables, les agradecería que dejaran a la dama quieta-Todas las personas se giran hacia mí, más luces, el dolor en mi cabeza aumenta—Victoria-Esa voz la reconozco donde sea. Arturo.  Me agarran y eso es lo último que recuerdo.

|…|

Mis parpados pesan, tengo una compresa en la frente y me encuentro en un cuarto blanco, totalmente desconocido. Me siento en la cama lentamente, no me había dado cuenta que una sabana estaba puesta sobre mí.

Un cuarto elegante.

Unas mesas a los lados de la cama color madera oscura, la cama tiene unos cuartos detalles en el respaldar-delicadamente contorneados- Frente a mí, una televisión de plasma puesta a unos cuantos metros del suelo, un ventanal de vidrio en la pared derecha se extiende desde el piso hasta el techo, tres puertas a las que supongo, una debe ser el baño, otra la salida y la ultima averiguare.

Me levanto, la mayor parte del decorado de la habitación es blanco, lo demás madera.

Camino lentamente recuperando poco del equilibrio y me aproximo a la tercera puerta, la abro, un vestier, más grande que mi baño, trajes de galas, pantalones de vestir, corbatas, bermudas, camisas-Este es el cuarto de un hombre-Camino por entre las camisas y me paro cerca de una azul marino, desprende un aroma varonil, la tome con mis manos y aspiro su aroma. Por muy raro que suene, el olor de una colonia de hombre me mata.

—Million-Habla una voz a mis espaldas—Paco Rabanne.

—Sé quién es, mi hermano solía usar la misma-Devuelvo la camisa a su sitio y camino hacía él. Se encuentra apoyado en la puerta del vestier. Me da una cara de compasión—Oh no, no es lo que tú crees, él se encuentra en alguna parte del mundo, se fue hace años a la universidad, siempre nos dijo que amaba la aventura, debo suponer que ahora está cumpliendo  su sueño-Sonrío , él también.

— ¿Cómo estás?-Dice y se retira un poco de la puerta haciéndome espacio y yo me siento en la cama.

—Me duele un poco la cabeza, es muy extraño que llegues a un lugar y una avalancha de personas te hagan preguntas y te intimiden con sus cámaras-Él asiente— ¿Por qué tenía la compresa?

—Oh, se me ha olvidado quitártela-Se sienta a mi lado-Hace rato tuviste la temperatura alta, no era muy grave, pero preferí prevenir que lamentar.

—Gracias Arturo. ¿Qué ha pasado con la señora que me esperaba más adelante?

— ¿Ella? No es una señora-La miro confundida-Ella es dueña de una compañía en Reino unido-Asiento- Su nombre es Daniella Bennet. Le he dicho que yo cuidaría de ti, me miro extrañada cuando se lo dije, obviamente le dije que éramos amigos…Para tu suerte, le llego una llamada de la compañía y se tuvo que retirar.

— ¿Su hermano?

— ¿Lo conoces? Supongo que sí, sino no sabrías. Él está ocupado por el tema de la universidad y los problemas que han presentado algunos estudiantes.

—¿Problemas?-Asiente.

—Al parecer, los estudiantes venezolanos han manifestado por lo de la situación en el país y todo eso. Me molesta, no tengo nada en su contra, pero yo vengo es a otra cosa, no a hacer un paro de clases por su “Manifestación”

—Yo soy venezolana, no deberías hablar así. Tan solo ellos buscan ser oídos y no solo ellos, los del propio país.

—Está bien, perdón.

—No importa, tan solo no lo vuelvas a repetir-¡Se me ha olvidado pedir la dirección de la casa de… los amigos de Paula—Arturo, por casualidad sabrás donde vive Daniella y su hermano.

—Claro, ¿quieres que te lleve? Ahora él no está ahí.

—Sí por favor, no importa si no está, tengo una copia del llavero de esa casa.

—Claro, vamos…Victoria, ¿por qué tienes una copia de sus llaves?

—Me quedaré en su casa este último semestre y probablemente la pasantía, los costos de hospedaje son muy elevados y no es que no los pueda pagar, puedo, pero es un gasto totalmente innecesario.

Ambos salimos de su cuarto y antes de llevarme a casa de los amigos de Paula me hizo un recorrido por su casa, me ofreció quedarme y que cualquier emergencia le llamara. Obviamente él no es tan tonto como yo y me dio su número y la dirección de su casa-Ya sé que estamos acá, pero tiendo a perderme a donde vaya-Y lo que más me sorprende es que me da un juego de llaves por sí él no está y así no me quedo afuera.

Que conste, yo le advertí que si lo robaban no me culpara, soy muy distraída y dejo todo en todos lados.

10 Things I Love About YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora