Intermedio (cartas)

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  Nunca es fácil la rutina, amor; sí, es tedioso realizar cada día lo mismo, pero no es motivo para vaciarse. Sí, es verdad que jamás deseaste esta rutina, y tampoco es mala; tú mismo lo has dicho, es una rutina deseada por muchos; incluso te da la oportunidad de ir y venir, de cualquier parte del mundo, como tú desees, y obviamente una vida estable, sin tantas preocupaciones más, que los problemas de primer mundo que tienes en la cabeza. No sé si en el fondo hay cosas que decides no contarme, tú y yo sabemos que desde hace tiempo no hablamos como lo solíamos hacer. Sin contar que también ya llevas un buen rato apagado. Sé que las cosas han ido mal entre tú y yo, pero me preocupas. 

 Sé que has dormido poco, pues te quedas llorando en el baño hasta la una de la madrugada, así mismo has descuidado tu aspecto, cuando por lo general eras vanidoso, y ahora cada día vas más en caída; ese no es el hombre del que yo me enamoré, de hecho no es ni la sombra de esa persona.  

 ¿Dónde quedó aquel hombre imparable? Determinado a llegar tan alto, como le fuera posible; aquel a quien la palabra "imposible", le resultaba inexistente.  

  No dejes que el aburrimiento te supere, esto lo escribo con fe, en que regreses a ser el mismo, aunque de nuevo me descuides. Lo único que deseo es verte bien. 

  Firma tu esposa Ana.  

Las tres notas antes de mi suicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora