Caminaba por la calle cuando se cruzaron nuestras miradas, para mí, el tiempo se detuvo y comenzó a girar a tu manera.
Alguien rozó mi costado, hizo que mis brazos dejaron caer los libros que sujetaba. Al arrodillarme para tomarlos de nuevo, tus dedos hicieron contacto con los míos, tus ojos no se apartaban de mí, me hacías sentir transparente.
Te pusiste de pie y me tendiste una mano, el dulce olor a café proveniente de un pequeño restaurante inundó mis fosas nasales, todo era perfección. Mis ojos se cerraron un instante, quería disfrutar ese momento.
Al abrirlos de nuevo ya no estabas, busqué por todos lados, otra vez habías desaparecido.
Me remuevo incómoda sobre la cama, la habitación está a oscuras. Me lleva varios segundos darme cuenta de lo que ha pasado. Enciendo la lámpara de la mesita de noche, tu lado de la cama está vacío.
Han pasado siete meses, una noche más te has adueñado de mis sueños. Mi chico de ojos color avellana, tu partida de este mundo me ha dejado incompleta. Y esta noche, con la fragancia a libros viejos y un dulce café.
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Libros y café
RomanceUn delicioso aroma a café, libros y esos hermosos ojos color avellana atrapan el sueño de Adalyn, ojos que pertenecen a Ignaci, su difunto esposo.