La boda civil.

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Samantha había sido secuestrada prácticamente por parte de su prometido y sus hijos, eso se debía a que no salió muy bien de la universidad cuando ya se encontraban los pequeños tomándola de la mano para subirla al auto.

— ¿Por qué van tan apresurados los tres? ¿Paso algo? —Pregunto mientras su perro saltaba hasta el puesto delantero con ella. — ¡Brownie! ¿Esto es una escapada o algo? Va toda la familia reunida.

—Sí, Samantha. Va toda la familia reunida porque nos vamos a casar.

— ¿Qué? —Grito la chica asustada en ese momento antes de comenzar a reír. Luego se dio cuenta de que Braxton hablaba enserio y que los chicos estaban igual que ella, incluso el hijo menor estaba conmocionado mirando a su padre. — ¿Así sin más?

—Sí, así. Nos casaremos.

— ¡Esto es mucho más genial que la propia película! ¡Mulan y Shang se van a casar! —Grito Sandy. Aun después de tantos años seguían repitiendo esa película una y otra vez. Era la favorita de los cuatro ya. Incluso a Brownie le gustaba.

—Bien, pero tengo que comprar un vestido, tenemos que ponernos lindos porque nos vamos a casar, dejare de ser una Brown para ser una Abbruzzi. No puedo creer que esté a punto de adentrarme a esta locura con ustedes. —Respondió la castaña riéndose. —Tengo que amarlos demasiado.

—Ya estabas dentro desde el día que me convenciste de que los niños debían ver películas de Disney con tu grandiosa explicación y al final del día los encontré dormidos a los tres en el sofá como unos bebes. Estabas dentro desde entonces.

***

Cuando salieron de la notaria se encontraban casados, ya no había una Samantha Brown, ahora era Samantha Abbruzzi, era un poco extraño, pero la parte más extraña de todo aquello era que ella se sentía bien con todo aquello.

Al principio le había parecido una locura, pero ahora simplemente no podía quitar la sonrisa de su cara, había comprado un vestido de novias corto en una tienda de segunda mano, sus hermanas le matarían en el momento que se enterasen, pero no le importaba de mucho porque ese vestido le encajaba a la perfección. Posiblemente en unos meses cuando tengan una boda con más invitados, con el pastor y demás como Braxton seguía parloteando que pasaría, entonces a lo mejor ella se pondría un glamuroso vestido de novia, pero gusto ahora este era su favorito, porque llevaba la aventura dentro.

Braxton no paraba de besarla. No para de abrazarla y no paraba de decirle lo feliz que se encontraba de que fuera su esposa ahora. En cuanto terminaron de firmar los papeles dentro de la sala oraron como familia por primera vez, agradecieron a Dios por permitirles aquello y también lloraron, en especial Braxton, a eso se le unió Sandy, Bradley y Samantha. Pero esta vez no había tristeza en ninguna de esas lágrimas derramadas, solo felicidad.

Esa noche fue la mejor noche de la vida de los cuatro, no fue una noche de bodas, fue la primera noche de la nueva familia. Sin avisarle a nadie, sin contar o responder teléfonos, pasaron toda la noche los cuatro viendo películas en la habitación que ahora le pertenecía a los recién casados, Braxton tenía todo fríamente calculado desde hace unos meses que incluso cambio de habitación, amoblándola completamente de nuevo. Esa noche la pasaron juntos, incluso durmieron en la misma cama los cuatro durante toda la noche, como nunca antes lo habían hecho.

Samantha se levantó temprano esa mañana para hacerles el desayuno a los tres, mientras se movía con naturalidad por la cocina su ahora esposo apareció tomándola de la cintura y dándole un beso en la mejilla mientras ella trataba de cocinar. Este le dio un beso en su cabeza antes de alejarse para ayudarla también.

A veces las expectativas de las personas son tan altas que cuando llega una persona a tu vida no le permites que pase porque no llena más allá de tus deseos, por eso Samantha nunca las tuvo, si, esperaba a alguien que la amase con fuerza y completamente, pero nunca se trazó una línea porque sabía que cuando de amor se trataba, no se tenía certeza de nada. Cuando conoció a Braxton y especial cuando se enamoró encontró el sentido a varias cosas, en especial a la famosa frase de que nunca se casan con la persona que tenían planeada, se casan con una mejor.

Braxton se encontraba mirándola.

— ¿Qué pasa? —Pregunto la chica riendo mientras cortaba algunas cosas en la cocina.

—Nada, es que aún no puedo creer que seas mi esposa. —Su risa aumento cuando el chico a su lado dijo las palabras. —Eres demasiado hermosa. —La pequeña se puso en puntillas para besarle sin prisa, con muchísimo amor. Cuando se separó él puso una sonrisa gigante en su cara antes de abrir los ojos para verla con los ojos azules que ponían a Samantha a hacer locuras, como la que hizo ayer y de la cual no se arrepiente.

—Vete acostumbrando porque me encanta como queda el apellido en mí.

—Si Samantha Abbruzzi, te queda muy bien.

Ese día lo pasaron en familia. Todo el día en casa repitiéndose películas que los hacían reír hasta las lágrimas, metidos en la cama todo el día.

***

—Me parece una falta de respeto que se hayan casado sin mi presencia. —Comento Johanna que veía a su cuñado y a su mejor amiga con una mirada acusadora. —Fuiste mi dama de honor, Samantha. Me ayudaste a encontrar mi vestido perfecto y tú vas y te casas a escondida como una veinteañera.

—Paso de repente. Ni siquiera yo me lo esperaba.

—Mira Samantha, más te vale que me dejes hacer parte de todo lo que tenga que ver con tu boda, la recepción y todo eso o te voy a hacer un condicionamiento tan fuerte como el del pequeño Albert. —Los chicos rieron cuando Johanna hablo. Siempre que usaba la psicología para hablar era su parte favorita, porque aunque no la entendieran de mucho sabía que ella hablaba enserio con todo el royo psicológico, pero seguía causándole risa a todos.

—Yo quiero ser una dama de honor también. — Hablo por fin Bibi que se encontraba muy callada durante la animosa charla que se estaba dando. A lo mejor se debía a Bastián Davis el hermano mayor de Samantha, porque todos habían notado como la chica se había tensado al verle. Era algo que pasaba cada vez que se veían, ninguno lo entendía, Samantha estaba empezando a pensar que Bibi estaba pasando por la etapa de Pame su hermana cuando estuvo enamorada platónicamente de Timmy en la secundaria.

—Yo solo espero que no tenga que ponerme un vestido ridículo lleno de estampados extraños y que haya mucha comida, seré feliz entonces. Por el bien de la boda no dejen que Samantha confeccione nada, te amo hermanita pero si por ti fuera, te casabas con un vestido con los colores del arcoíris. —Esa era la Pame de siempre, aunque había cambiado demasiado con el tiempo y Samantha le agradecía a Dios cada día por eso también, cuando de hermanas se trataba siempre volvía la loca versión de su hermana.

—De acuerdo con mi melliza, en cuanto haya comida todo está bien, yo por mi parte Sam, por ti me pondría incluso pantuflas para la boda. —Loras dio apoyo moral a la chica quien le sonrió. —Pero tengo una duda ¿Cómo es la vida de casados? —Samantha y Braxton se miraron antes de comenzar a reír como idiota porque en los últimos días no han hecho más que mirar películas de risa con los niños metidos en la cama.

—Excelente. —Respondieron al unísono.

UNA ESPOSA PARA PAPÁ | LIBRO #1.5 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora