Caso 5

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Viernes 08:15 

Me despierto por el sonido de sirenas de un auto de policías.

Cuando me levanto, Azazel mira a la ventana, a la entrada de mi casa.

-¿Vienen aquí? -le pregunto con mi voz ronca de recién despertado.

-Sí. -contesta, solo un tono seco- Vienen a buscarme.

Me quedo en silencio.

-¿Por qué vienen por ti?

Me enseña sus muñecas: tiene marcas de... ¿cadenas?

-Azazel, ¿Qué ocurre?

Por el reflejo de la luz de mañana, veo una lagrima negra cayendo por su mejilla.

-No los dejes, no dejes que me lleven. Por favor, Dan, no los dejes.

Noto una emoción en su voz: terror. Pienso que bromea, pero está aterrada.

Por eso cuando tocan a la puerta, me basta un segundo para bajar corriendo las escaleras y abrir la puerta por mi cuenta, con mi madre a dos centímetros.

-Madre, no digas nada. Sígueme la corriente.

Abro la puerta.

-Buenos días, oficiales. -digo aparentando lo más normal que puedo.

-Buenos días, -dice el más cercano a la puerta- estamos buscando a una jovencita... -me enseña una foto de Azazel- ¿La han visto por casualidad?

-Ah... No, no creo. No la reconozco. ¿Tú la reconoces madre? -me muevo al lado de la puerta para que vea, y rezo para que diga no.

-No creo haberla visto nunca -dice y niega; gracias, Aunque sabe que es la chica que está en mi habitación arriba-.

-Bueno, si la localizamos los mantendremos informados, gracias por su cooperación.

-Claro, hasta luego. -digo y cierro la puerta.

Cuando veo a mi madre para decirle gracias, pero en el mismo segundo va subiendo las escaleras. Y la sigo.

Abre la puerta, Azazel se sobresalta y mira a mi madre, me siento en una silla y mi madre en la cama.

-Necesito saber, ¿Por qué te busca la policía, Azazel?

Tiene puesto un vestido negro precioso, no sé de donde lo sacó.

-Yo... Escapé.

En vez de evitar la pregunta, es directa.

-¿De dónde? -mi madre ablanda el tono

-Un orfanato, es... Horrible.

En ese momento recibo un mensaje de Matt: Mi hermana adelanta la boda para mañana, por todo eso de los asesinatos. Sabes. Te veo allá.

-¿Un orfanato? -pregunta mi madre

-Sí solo para chicas. Los castigos iban desde comer ratas a encadenarte bebiendo solo agua de las goteras. -le enseña las muñecas a mi madre y esta las ve aterradas.-Rete a las señoras a cargo del orfanato, jugaban a ser Dios.

Flashback contado por Azazel.

-¡No puedo hacer mis propias decisiones! ¡Ni siquiera hacer una con alguna precisión! ¡Deberían atarme para que no vaya a donde no me quieren!

-Eso es justo lo que voy a hacer -dice Charlotte, la peor de todas, me toma de mi cintura con sus uñas amarillas y rasposas, me lastima. Me hiere mucho. Me arrastra del cabello, el suelo lleno de basura. Me lastimo por los desniveles y las piedras que hay por el camino. Me lleva a la celda, que será mi hogar hasta que esté desnutrida, y destruida.

Ella me azota en la pared, en este punto, estoy a punto de llorar.

Agarra las chirriantes cadenas que están en la misma pared que yo. Las pone en mis muñecas, las aprieta tanto que escucho mis huesos crujir, y veo un chorro de sangre recorriendo las cadenas.

-P-Por favor, no, no lo hagas, Charlotte. -digo llorando y retorciendo mis muñecas, en solo unos segundo se están poniendo rojos.

Me señala con una sonrisa burlona. 

-¿Y si me retas otra vez?

Ata una cadena unida a una bola de hierro de 35 kilos a mi cintura. Eso garantiza que no me podre mover, la bola me llega a las rodillas.

El cuarto es  verde por el moho de los años y apesta a humedad. Una gota fría recorre mi espina dorsal.

Reacciono. Es el agua que beberé, por lo menos una semana.

Cuando está a punto de salir, me siento vacía. No hay más emociones en mí. Acabo de llorar todo lo que me quedaba de fe en el mundo. Y con mi único sentimiento aun latente le digo:

-La próxima vez que me señales, te señalare al espejo.

Ella me mira, pero yo no a ella. Escucho el chirrido de la puerta, y los múltiples cerrojos.

Pero no las llaves que están a mis pies.

 Fin del Flashback.


Estoy impactado. Me siento igual que ella en ese momento.Vacío.

Mi madre es tan empática que está llorando con Azazel. Ahora me parece tan pequeña, e inocente para esto. Aunque tiene casi mi edad.

El altruista en mí piensa antes que yo, y la abrazo. 

La abrazo como si fuera un pequeño perro callejero que ha sufrido maltrato, y le tiene miedo incluso al contacto. 

Le rodeo el cuello con mis brazos, ella está mirando hacia abajo, pero se sorprende por mi gesto. Aunque no le impide tomar mis brazos con cariño, un abrazo extraño al que se une mi madre. Permanecemos unos minutos así, y siento una conexión especial con ella.


Viernes 21:15 

Azazel ha estado todo el día en mi cuarto. Pero ahora voy a subir a verla.

Entre abro la puerta y enciendo la luz.

-¿Azazel?

-¿Sí? -me mira con curiosidad, o bueno, es lo que percibo.

-¿Quieres acompañarnos a la boda de un amigo mañana?



morceau de ma mortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora