capítulo 2

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A la mañana siguiente me senté en la ventana como siempre, mirando el cielo para perderme en mis pensamientos, Sir Henry entro de repente a la habitación y como de costumbre para despertarme, pero hoy no era su día de suerte.

— vuelve a dormir me quitas el trabajo — solo sonrei ante su comentario, me levante de la ventana y me acerqué a el.

— solo visteme — dije

— bueno vamos al baño — dijo el y lo seguí, Sir Henry comenzó a desvestirme, nos conocíamos desde pequeños, no nos daba pena, nos teníamos mucha confianza.

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— Quedaste bellísima — me alagó.

— Por su puesto, tu escogiste las prendas. — comenté.

— Bueno, vamos a bajar para que desayunes — Sir Henry me ofreció el brazo para bajar juntos, yo lo acepté.

— Oye... — dije de la nada.

— ¿Dime? —

— Estos van a ser los 5 meses mas largos de mi vida — dije con desánimos.

— jajaja lo se pero también los mas emocionantes —

— Y en esos 5 mese no te vendría mal mejorar tu vocabulario hacia tu princesa. —

— Mil disculpas, princesa — no pude evitar reírme.

— Te estaba probando. Sabes que soy tu amiga, acuerdate que conmigo puedes dejarte de formalidades. — dije riendome

Antes de llegar Sir Henry se adelantó para abrirme la puerta y moverme la silla. miré a los lados  y solo estaban mi hermana mayor, mi hermana menor y mi hermano, nadie dijo nada, todos estaban concentrados en su comida, me senté para comenzar a comer, todo seguía igual, cada quien comiendo sin decir ni una palabra. — Que aburrido — dije para mi misma. Sir Henry se agachó un poco y me susurró unas palabras en el oído.

— Cuando termines iremos al jardín — al escuchar eso me puse feliz y comí más rápido.

Al terminar me levanté y fui directo a la puerta del jardín, Sir Henry ya me esperaba con la puerta abierta.

— Todo esta hermoso — comenté

— ¡Mira, ya están floreciendo las rosas! —

— ¡Que bien! — dije emocionada y me agaché para verlas mejor.

— Ten cuidado, recuerda que tienen espinas —

— Si papá — dije haciendo una mueca.

Me levanté y entré otra vez al castillo, me dirigí a la biblioteca y escogí un libro sin mirar, para luego volver al jardín.

— ¿Qué vas a leer hoy? — Miré el libro y le mostré la portada.

— Que interesante, Alicia en el país de las maravillas. — dijo leyendo el titulo. — No persigas a los conejos — dijo en tono autoritario.

— Si papá — volví a hacer una mueca. Sir Henry bufó y se fue al banco que estaba al frente para esperar a que terminara de leer

Cada vez que terminaba un libro iba a buscar otro una y otra vez, devorándolos como si de dulces tratasen, se hizo de noche y me desilusioné.

— Que mal, se me fue el día. —

— Si, hora de cenar querida. — dijo Sir Henry levantándose del banco, no se había movido en todo el día.

— Bien — nos dirigimos al comedor, sorprendentemente al llegar estaban el rey y la reina, me senté en silencio, como siempre todos estaban concentrados en su comida. Al terminar me levanté y me dirigí a mi habitación, al llegar Sir Henry me desviste como siempre y me pone la pijama.

— Hoy fue un día súper aburridoooo — dije mientras me tiraba de golpe a la cama.

— Por lo que vi, usted disfrutaba de su lectura. — dijo mientras el se recostaba a mi lado — ¿Desea jugar? — me preguntó.

— ¿a que? — pregunté.

— a las escondidas —

— No, siempre me ganas —

— ¿Ajedrez? —

— También me ganas —

— ¿A las atrapadas? —

— ¡Ya me ganas en todo! —

— Soy el mejor —

— Veamos las estrellas ¿si? —

— Como desee —

Nos acercamos a la ventana, yo me senté recogiendome las piernas a los hombros y nos quedamos ahí hablando de cosas al azar hasta que me quedé dormida, como siempre, Sir Henry me cargó y me llevó a la cama.

— Descansa querida — dijo para después retirarse de la habitación.

Me levanté a mitad de la noche y me quede mirando la puerta  después la ventana.

— ¿Será que hoy no vendrá? — dije a la nada. Volví a acostarme pero no pude dormir, me levanté y me acerqué a la ventana

— ¡Buuuu! — estuve a punto de gritar pero el me tapó la boca. — Jajaja tranquila soy yo —

— ¿Desde cuando estas ahí? — pregunté al momento que me suelta.

— Es un secreto — dijo poniendo su dedo frente a mis labios — ¿Que haces despierta a esta hora? — preguntó

— Te estaba esperando. — me sonrojé.

— No vuelvas a hacer eso, es importante que duermas bien. —

— Pero quería verte...bueno tu silueta — dije bajando la cabeza. — quiero saber quien se esconde detrás de esa figura y antifaz. —

— Ya me viste y no puedes, ya sabes que soy un ladrón y un asesino, te lo he dicho mil veces. — yo apreté los puños, la intriga me mataba, no me importaba que fuera o que no, solo quería saber quien se escondía dentro de esa sombra. — me iré para que puedas dormir —

— No quiero que te vayas — dije tomando su mano, sentí como se me aguaron los ojos.

— Pero ya me tengo que ir — dijo tomando mis manos.

— No quiero. —

— Pero debo — sostuvo mi cabeza con ambas manos y me besó en la frente.

El saltó por la ventana, mire para ver a dónde iba, pero ya era tarde, él había desaparecido, mis lágrimas cayeron y me acosté a llorar en silencio hasta que me quedé dormida.

Una historia másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora