Parte sin título 2

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Las agitadas respiraciones de ambos es lo único que puede oírse en aquella habitación de motel donde se encuentran, ¿en qué momento habían llegado a ésto? ¿En qué momento sus planes se habían torcido tanto hasta acabar en la misma cama con el ángel que durante tantas noches le había robado el sueño?  Bah, y qué mas daba, porque desde la primera vez que lo vio no pudo quitarle los ojos de encima.

Desde la primera vez que lo vio no pudo evitar sentirse atraído por esos ojos azules que parecían ver a través de él, alcanzar su alma.

Desde que lo vio no ha podido dejar de pensar en esos labios rosados y resecos, a los que a él le encantaría humedecer con su lengua...

Originalmente el plan era llevarlo a un prostíbulo a deshacerse de aquella "carga" que llevaba consigo, pero las cosas no habían acabado bien, Castiel la había cagado diciéndole una cuantas verdades dolorosas a una prostituta y habían acabado corriendo fuera del lugar para evitar ser echados a patadas por seguridad. Vale, eso había sido gracioso, muy gracioso. Y luego de ello habían acabado en un bar, bebiendo una copa tras otra hasta que el ángel creyó que era suficiente, el cazador apenas podía mantenerse en pie, y es que la culpa por no poder hacer nada por su amigo le hizo querer beberse el local entero, la culpa por no poder decirle lo que realmente pensaba, lo que sentía.


                                 •••

Sus manos habían quitado con urgencia la gabardina del cuerpo del moreno, arrojándola hacia el olvido mientras comenzaba a desabotonar su camisa. Habían chocado contra cada mueble de la habitación dejándose llevar por la pasión del momento, tropezado entre besos con cada objeto que se interpusiera entre ellos hasta llegar a la cama, tan concentrados en disfrutarse el uno al otro, en explorarse con las manos y la boca, ¿y por qué no? Con la lengua.


Las manos del rubio habían terminado de quitar la camisa del ángel con la misma rapidez que con la gabardina dándole el mismo final que a aquella prenda antes de dedicarse a recorrer su torso con sus dedos, clavándolos en la cálida piel bajo sus palmas, seguido de su boca, la que se dedicó a trazar un camino de pequeñas lamidas y mordidas descendiendo por el pecho hasta el abdomen, deteniéndose un momento a mordisquear alrededor de su ombligo, arrancándole un pequeño gemido al dueño de aquel cuerpo.


— Dean, estás borracho... — Dijo Cass, intentando apartar al cazador, quien se encontraba sobre él, aprisionándolo contra la cama, no es como si no pudiera hacerlo, más bien no quería, no quería que se apartara, que le quitara las manos de encima, ni que su boca dejara de hacer lo que sea que estuviera haciendo pero que se sentía tan bien.


— No lo suficiente.— Replicó el rubio en un gruñido, desabotonando los pantalones del mayor antes de jalarlos y quitárselos con la misma urgencia con que se había deshecho de todo lo demás.


— Dean...


— Cállate, Cass. — Le cortó, volviendo a unir sus labios en un profundo beso, el cual el moreno no dudó en responder, incluso separando sus labios cuando la lengua del cazador buscó abrirse paso entre ellos, lamiendo el inferior para luego dedicarse a explorar su boca con lentitud al contrario de sus manos inquietas que tocaban y acariciaban todo cuanto podían. Al sentir la falta de aire se separaron y el rubio aprovechó para dedicarse a atender su cuello, recorriéndolo con sus dientes, succionando y mordiendo su piel, marcándola, marcándolo como suyo. En tanto sus manos viajaron al borde de su camiseta para alzarla y quitársela de una sola vez, siguiendo por sus pantalones mientras las manos del mayor de ambos se dedicaban a recorrer aquel torso bien formado contrario, deleitándose con su piel, recorriendo con sus palmas su pecho, su abdomen, su espalda, hasta llegar a su cuello y jalar de él para fundirse ambos en un nuevo beso más profundo aún, donde las lenguas de ambos se hicieron presentes, luchando la una con la otra en busca de quién tenía el control.

Change of plans [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora