Vll. "Perro"

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Por primera vez olvide a Dulce, me olvide de que tenía novia, regrese al bar con mis amigos y les pregunte sobre que les parecía, todos respondieron que no estaba muy guapa de lo que les contaba, pero para mi era perfecta.

Para mi era más que perfecta, la verdad no sabía que era lo que tanto me llamaba la atención pero lo hacía.

Llego el lunes, sentía otra vez la revolución en mi estómago, me desperté fui a la escuela y saliendo fui a la entrevista.

Llegue y pregunte el lugar en el que sería la entrevista y la secretaria llamo a la asistente del presidente para que me llevara al despacho e hiciera la entrevista.

Si, era ella, la pude volver a ver, me quede hipnotizado pero algo no me gustaba no lograba reconocer que era pero no me gustaba.

Nos subimos al elevador, saben que era eso no? Estábamos otra vez a centímetros de distancia. Se abrió la puerta del elevador y sólo sentí su mano que entraba en mi bolsillo y dejaba algo. Me puse rojo.

- Es el tercer despacho, sólo toca y entra - y se fue.

Se había ido y no tuve el valor de decirle algo! Estaba enojado conmigo, no sabía si iba a ser mi última oportunidad, que tal si no conseguía el trabajo y no la volvía a ver?

No sabía donde vivía, ya que esa noche la fui a dejar a la casa de su mejor amiga ya que le había dicho a sus papas que estaba ahí.

Entré al despacho, paso la entrevista, estuvo bastante fácil, el presidente era buena persona, carismático.

Salí con la esperanza de encontrarme con ella pero sólo se quedo ahí, se quedo en esperanza.

Estaba realmente enojado conmigo, pase los peores dos días de mi vida después de ese viernes por la noche, no pude dormir casi nada, me la pase pensando en ella y no sirvió de nada.

Llegue a mi casa y como ya era rutina sacaba todo de mis bolsillos y los dejaba al final de la mesa, saque la cartera, las llaves del coche y salió una tarjeta, con un número apuntado.

Era de ella.

La revolución en mi estómago regreso, la felicidad había retornado en mi vida, hacia mucho que no la sentía creo que desde la muerte de mi madre que no sentía tanta satisfacción, presentía que algo iba a pasar, algo bueno.

Tome el teléfono enseguida, empece a marcar el número y cuando iba a presionar el botón verde para marcar, no podía. Tenía nervios, pase una hora sentado en el sillón con la tarjeta en una mano y el teléfono en la otra.

Pensé mil maneras de como poder saludarla:

- Hola

- Que onda

- Apareció esta tarjeta en mi bolsillo

- Quieres salir a tomar algo?

No sabía que podía decir, cual iba a ser la mejor manera de empezar para así poder tener una larga plática con ella.

Por fin me decidí, sabía que algo podía pasar entre los dos, sino no me hubiera dado la tarjeta no?

Empece a marcar el número que aparecía en la tarjeta y presione el botón verde.

Iba a entrar la llamada cuando colgué, no era por inseguridad, pero, Dulce.

Me había olvidado por completo de ella, en la relación más linda que eh tenido en toda mi vida, la olvide.

No era justo para una dama, para ninguna, que le hicieran esto, no se lo merecía. Me había comportado como un idiota, como un patán.

Mis ganas de hablarle, tomar esa tarjeta y hablarle murieron, la poca caballerosidad que me restaba, la mato.

Me fui a dormir, no dejaba de pensar sobre que podía hacer, me iba a ver como eso que dicen "ser perro", iba a ser el mayor del mundo. Y eso era lo que menos me importaba, sino que no se lo merecía.

No deje de pensar en eso hasta que el sueño me venció.

"Soñador"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora