MI FELICIDAD

1.2K 60 20
                                    

Cerró la puerta de la habitación de Saori tras de sí apoyándose en la puerta mirándola fijamente. Su estupefacción y tristeza ante lo que ella le había obligado a presenciar minutos antes había dejado lugar a la rabia. Ella no le culpaba. Parada de espaldas a la puerta del balcón, le observaba igualmente. Estudiaba sus movimientos, sabía lo que tenía que decirle, lo había pensado durante todo el camino de vuelta, solo que dudaba ser capaz de hacerlo. Él por fin rompió el silencio que los separaba.

- Entonces piensas casarte con ese tipo – ¿era una pregunta o una afirmación?

- Seiya, es más complicado de lo que piensas – ella comenzó a andar por la habitación, fingiendo que colocaba cosas, necesitaba distraer su atención de sus ojos. – Él y yo... bueno, es necesario, son negocios Seiya.

- ¡Ah! Son negocios, si es por eso lo entiendo – la ironía de su voz la molestó, él nunca la había hablado así, era siempre dulce y atento. - ¡Venga Saori! Déjate de rodeos y dime ya que ha sido lo que he visto esta noche, porque de verdad que no lo entiendo. – le inquirió. Estaba realmente enfadado. Ella se molestó también.

- No te debo ninguna explicación. – Le recriminó ella desafiante.

- Oh sí, si me la debes, y lo sabes. – Su afirmación era firme, determinante y, lo peor, cierta. Ella no quería llegar a ese extremo, pero no le dejaba otra opción.

- Seiya lo nuestro es imposible – se dirigió a él con una seguridad abrumadora, intentando reunir todas las fuerzas que le quedaban. – Somos personas muy diferentes, de mundos muy diferentes y con todo lo que me está pasando... simplemente... Julián es mi mejor opción para mantener la empresa, para mantener mi estatus, mi vida. Lo siento, no puedo evitarlo.

Se hizo un leve, aunque cuasi eterno, silencio entre ellos. Se miraban fijamente, estudiándose. Ella era consciente del daño que le estaba haciendo. Él no entendía su indiferencia, algo dentro de él le decía que no era cierto, que había algo más... Pero la tristeza que le embargaba se había traducido en una rabia que le resultó incontrolable. Necesitaba salir de ahí.

- Sabes – añadió él - pensé que la niña ególatra y caprichosa había quedado atrás. – Se giró y agarró el pomo de la puerta para alejarse de ese lugar, de ese momento, de ella. Saori notó que el corazón se le partía, pero se obligaba a tolerar su dolor por encima de su felicidad si era la única forma de mantenerle a salvo.

- Ya ves... parece ser que te equivocaste... – le dijo ella. Seiya volvió a cerrar la puerta retrocediendo sobre sus pasos. Saori no entendía nada.

El joven se acercó a ella, su actitud había cambiado era más relajada como si esa rabia que segundos antes le consumía nunca hubiera estado ahí. Las últimas palabras de Saori le habían dado aquello que esperaba desde que entraron en esa habitación. Había sido un casi imperceptible cambio de tono, pero que en su cabeza resonó fuerte y arrollador: era tristeza, desesperanza, angustia... todo eso se mostró ante él a través de aquel leve cambio de tono, un pequeño atisbo de esperanza al que aferrarse.

Se colocó frente a ella a escasa distancia, la agarraba por los brazos, mirándola fijamente a los ojos. Aquella fuerza de la que Saori alardeaba minutos antes había desaparecido dando lugar a una mujer temerosa de todas las verdades que confesaban sus ojos, su respiración se aceleraba.

- No me equivoqué. – Le dijo el joven. – No me equivoque, como tampoco me equivoco ahora afirmando que esto ha sido una farsa. – Notó como la chica se tensaba entre sus manos. – No me equivoco porque te conozco, cada detalle ínfimo e imperceptible para el resto es un libro abierto para mí: el tic que tienes cuando estas nerviosa de pinzar tu dedo índice, el cambio de brillo en tus ojos cuando un pensamiento altera tu parecer, como no puedes evitar sonrojarte cada vez que te rozo. – Seiya acompañó sus últimas palabras acariciando el rostro de Saori con el dorso de su mano. – No he podido dejar de observarte cada minuto que he pasado contigo, princesa... Así que te conozco más de lo que crees. No sé si esto era un plan divino o del destino – los ojos de Saori se abrieron como platos ante ese último comentario, pero no le interrumpió – pero me he enamorado locamente de ti. Nunca hubiera creído que era posible sentir algo así, me has devuelto la vida que me fue arrebatada hace años, las ganas de vivir y de luchar por alguien. Te amo Saori. Te amo como nadie jamás ha amado a una mujer en este mundo, es como descubrir que todos estos años sólo fueran la antesala de mí vida, vida que ha empezado al encontrarte. Me haces diferente solamente por el hecho de existir. Y... sé que aunque te esfuerces en ocultarlo, no te soy indiferente...

Antes de que pudiera terminar la frase un beso de ella le confirmó sus pensamientos. Un beso apasionado y mucho más profundo que su primer beso. Al oír la declaración de su amado Saori no pudo reprimirse más, tantos años, tantas batallas, tantas reencarnaciones deseando oír esas palabras, deseando descubrir que lo que ella sentía era cierto y correspondido. Él no lo había podido describir mejor... Sus labios se separaron finalmente. Las lágrimas corrían por la cara de la chica.

- Oh Seiya, mi caballero, claro que te quiero, siempre te he querido. Te amo más de lo que imaginas. Eres el amor de mi vida, de todas mis vidas. Sería capaz de renunciar a todo por ti. Pero por eso necesito que te alejes de mí, sólo te traigo problemas y dolor. – Eso último sorprendió a Seiya. – Julián es peligroso y te hará daño a ti y a todos nuestros amigos si no le sigo el juego.

- ¡Qué dices Saori?... eso nunca tu sólo me das felicidad, eres mi felicidad – la abrazó. - No te preocupes, no permitiré que te suceda nada ni a ti ni a nuestros amigos, créeme. Me enfrentaré a él si es lo que busca.

- ¡No Seiya por favor! – El quejido de la joven le asustó. – Sé que lo harás y eso es lo que más temo. Tú ya has luchado muchas batallas por mí, ahora es mi turno, no puedo volver a dejar que te sacrifiques por mi ¿lo entiendes? Ese hombre es mucho más peligroso de lo que crees, tiene más poder del que imaginas y no dudará en usarlo si fuera el caso.

El joven no entendía muy bien sus palabras, él nunca había estado en esa tesitura de ponerse en peligro hasta ahora, pero imaginaba alguien que seguramente sí, que era de quien ella hablaba, el Caballero de Pegaso, su alter ego en la cabeza de Saori. Eso perturbó al joven... ¿y si todo ese amor que decía sentir por él era sólo fruto de su imaginación, consecuencia de su parecido con aquél que tanto adoraba, su caballero protector? Saori percibió las dudas de su amado.

- Sé que suena a locura Seiya, y no te culpo, todavía me cuesta discernir. Pero si ahora mismo tengo algo claro es que quiero quedarme contigo, quiero olvidarlo todo, empezar una vida juntos aquí. – Sus palabras apaciguaron las dudas del muchacho. – Pero para hacerlo necesito que estés a salvo, él sabe que eres mi debilidad y no dudará en usarte en mi contra. Te prometo que no estoy sola en esto, hablé con Ikki y lo llevaré todo a la policía, pero hasta que lo resuelva necesito saber que tú estás a salvo. No podré hacerlo si no. – La joven que se mostraba firme y convencida de sus palabras y determinación, imploraba su comprensión.

- Saori, me pides demasiado, no puedo... - El joven dudaba.

- Cuando llegaste aquí hicimos un trato Seiya... Si en algún momento tu vida corría peligro te marcharías lejos. Sólo te pido que lo cumplas, al menos hasta que esto haya acabado.

Seiya se sentó en la cama, recostado hacia el frente con la cabeza sujeta entre sus manos. Tenía mucho que reflexionar. En el fondo sabía que seguir negándose sólo alargaría la discusión, Saori había tomado una decisión. Necesitaba ganar tiempo.

- Quiero conocer todo tu plan ¿de acuerdo? Mañana mismo hablaremos con Ikki.

- De acuerdo – accedió ella.

La acercó contra él hundiendo la cabeza en su vientre, ella le devolvió el gesto abrazándolo.

- Dios mío, no sé qué voy a hacer contigo... - suspiró - Quiero negarme a esto, que lo sepas... Pero en el fondo sé que eres más cabezona que yo. Me alejaré si es lo que necesitas, pero quiero saberlo todo, y tienes que prometerme que harás caso a Ikki y a la policía y no pondrás tu vida en peligro.

- Ella se arrodilló ante él y le beso. – Por supuesto. Más aún si sé que estarás esperándome. – Se besaron nuevamente.

Sólo una cosa más Saori. – Seiya buscó su mirada. – Pasemos esta noche juntos. – La sorpresa de ella fue evidente... él creía saber el porqué. – No es lo que piensas tranquila... Sólo quiero volver a dormir contigo en mis brazos como aquella noche en el jardín. – Ella le beso suavemente y sonrió.

Entonces su puso en pie frente a él, le miraba fijamente. Saori soltó su cremallera y dejó caer los tirantes de su vestido que resbaló hasta el suelo con facilidad. Seiya la miraba con adoración y perplejidad, "Dios mío" - pensó – "no puede ser real, es perfecta..."

- Saori yo...

- Sshhh – ella le cayó con un beso, mientras desabrochaba los botones de su camisa y se dejaba caer sobre él en la cama.

ían a tener b���'�� 

Los renglones torcidos de ZeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora