Intento de suicidio falso

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-No puedo hacerlo – afirmé rotundamente – Nunca.

Esa fue la respuesta que le di a mi mejor amiga después de que me pidiera hacer una de las mayores locuras que había oído nunca.

-Por favor – me suplicó – Lara

Quería ayudarla pero me pedía demasiado.

-No voy a fingir que me voy a suicidar para que tu consigas las preguntas del examen de historia ¡Es una locura!

-Realmente necesito aprobar – me dijo medio llorando.

-Entonces estudia – le dije con la esperanza de que desistiera de una vez.

-Sabes que es imposible que lo aprenda todo para mañana... – insistió.

-Puedo ayudarte...

-¿En serio? – me preguntó – ¿Todo el libro? ¿Para mañana? ¿Y el de lengua también?

-El que no hayas estudiado antes no es mi culpa- le reproché.

Sus ojos brillaban ante la expectativa de convencerme – Pero puedes ser la solución...

El aceptar solo me traería problemas. Y muchos. Demasiados. ¿Pero estaba bien no ayudarle? Mierda, ya me lo estaba planteando. ¡Debo resistir, no ceder! – Tendrías que haber estudiado más y punto. No me metas en esto.

-Sabes que pensaba dejármela para poder estudiarlo todo bien en verano. ¿Cómo iba a saber yo que mi padre me amenazaría con llevarme con mi tío si me cae una?

-Tal vez no lo dice en serio... Ponerte a trabajar en una fábrica es muy loco hasta para tu padre.

-También pensamos que lo de cortarme el pelo era una simple amenaza. ¡Pero aquí estoy con mi melena por las orejas! Mi padre no es normal. Te lo juro.

-No quiero que te vayas, Pi – dije tristemente

-Eres mi única posibilidad...

No quería que se fuera con su tío a trabajar a una fábrica pero ese plan no parecía la solución. Aunque era cierto que no podía aprenderse todo para mañana ¿Que debía hacer?

Mientras Pi seguía insistiendo sonó el timbre que indicaba que el primer recreo acababa. Durante las siguientes dos horas estuve pensando que hacer hasta que al final, derrotada por la insistencia de Pi, accedí.

-Lo haré – me rendí. No estaba completamente convencida de mi loca decisión.

-¡BIEN!- saltaba de alegría- ¡ESTOY SALVADA!

Hacía mucho viento en la desierta azotea de mi instituto. Era insoportable, me estaba comiendo mis propios rizos. Al menos, hoy llevaba pantalones cortos; una falda sí que habría sido un verdadero suicido.

Cada paso más cerca del borde de la azotea, más nervios tenía y más me arrepentía. Acercarse no parecía una buena idea para una chica con vértigo como yo, pero sino no me verían... y adiós distracción.

Maldita Pi. Maldecirla mentalmente, eso sí que me calmaba.

Una vez llegué, mi mayor error fue mirar hacia abajo. La distancia, cuatro pisos, era lo suficientemente atemorizante.

No pude evitar preguntarme como acabaría si saltaba. Varias escenas horribles sobre el resultado cruzaron mi mente y como resultado un escalofrió sacudió mi cuerpo.

Llevaba un rato allí, pero nadie había notado que estaba a punto de saltar. Digamos que era algo desesperante. Si quisiera podría tirarme que, de no ser por que aparecería de repente en el suelo del campo de futbol, nadie lo notaría.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2016 ⏰

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