Capitulo 1.

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Ariel.

Las piernas me dolían de tanto correr por aquella solitaria y oscuras calle, en la cual solo se podía apreciar carros parqueados a los costados de esta. quería descansar así sea por un minuto, pero lamentablemente me era imposible.

Podía escuchar los pasos de aquellos hombres detrás de mi, solo el pensar que podían atraparme en cualquier momento me hacia temblar del miedo, y aunque suene extraño, por primera vez en mi vida, temí de lo podría ocurrirme si llegara a ser capturada.

No se que estaba pensando cuando me hice novia del idiota que me metió en esto, ya decía yo que no podía ser tan perfecto, el muy tonto hacia cosas ilegales, se metió con quien no debía y desapareció, dejándome a mi con su maldita deuda, yo de cosa tengo para vivir. ¡Como rayos puedo pagar tanto dinero!

En un acto desespero al sentir sus pasos cada vez mas y mas cerca, empecé a tocar las puertas de las casas esperando a que alguien me abriera, lastimosamente eso no fue lo que ocurrió, lo único que conseguí fue esos hombres que me perseguían me atraparan enseguida. Uno de ellos me toma entre sus brazos haciendo que como acto reflejo empezara a resistirme moviendo todo mi cuerpo y tratando de soltarme.

— ¡Suéltenme! — exclame alto y al mismo tiempo tratando de zafarme de su agarre.

Pude ver como el otro hombre se acercaba a mi poniendo un pañuelo en mi nariz, haciendo que lentamente no empezara sentir nada y en cuestión de segundo quedara totalmente inconsciente.

***

Lentamente empiezo a abrir los ojos, mi cuerpo esta adolorido, no podía sentir mis piernas, me doy cuenta que estoy en un sucio y oscuro lugar, lucia como como una celda, intento levantarme tomando impulso con los codos, pero las fuerzas no me dan así que vuelvo a caer golpeando mi espalda muy fuerte, gimoteo por el dolor, puedo sentir las gotas calientes de mis lagrimas cayendo por todo mi rostro.

Escucho mi estomago sonar, mi garganta estaba muy seca, tenia mucha hambre y sed, sentía que iba a desmayarme en cualquier momento. Cierro los ojos tratando de controlar las lagrimas que caían, este no es momento para llorar, ahora es cuando mas fuerte debo ser, tengo que lograr salir de este lugar.

Escucho pasos acercándose al lugar en el que estoy, escucho como abren la reja. Lentamente para no ocasionarme mas dolor, empiezo a levantar la cabeza para ver quien había llegado. Veo como una mujer algo mayor abre y luego cierra la reja, en sus manos tenia una bandeja, en la cual se podía apreciar un plato el cual contenía unas rebanadas de pan y junto a esta un vaso transparente lleno de agua.

— Oh, ya despertaste — dice la mujer acercándose a mi con pasos sigilosos — come esto, lo dejare aquí en el piso y luego mas tarde vendré por el — dice agachándose y poniendo la bandeja efectivamente en el piso.

— Disculpe...¿donde estoy? — pregunto lentamente logrando que mi voz salga algo ronca.

— Lo lamento, pero no tengo permitido hablar con usted — responde mirándome con pesar.

— ¡Por favor ayúdeme! ¡se lo suplico! — exclamo en un tono desesperado.

— No puedo, de verdad lo siento — dice levantándose y caminando hasta la reja nuevamente— solo le doy un consejo señorita, trate de no desobedecer al señor, el puede ser un poco impaciente e intolerante — dice finalmente para irse y dejarme nuevamente en este espantoso chiquero.

Después de un rato intentándolo logro finalmente sentarme, rápidamente estiro mi brazo para lograr agarrar la bandeja de "comida", colocandola sobre mis piernas, con mucho esfuerzo, tomo el vaso de agua con mis temblorosas manos, llevándolo a mi boca doy enseguida un sorbo de este, tenia tanta sed que solo con un sorbo me volvió el alma al cuerpo. una vez me tomo el vaso de un sorbo, prosigo a toma una de las tres rebanadas de pan que habían en el plato, y la llevo a mi boca, yo que no era muy amante al pan, hasta que lo probé, este pan se sentía como la cosa mas deliciosa que había probado jamás en mi vida.

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