Tradición De Cuatro

Capitulo 3

Rayas y más rayas, era lo único que se encontraba dibujado en la última página de mi cuaderno de matemáticas, era lo más interesante que había en aquella clase, y es que no le doy la máxima importancia ya que no importa cuánto empeño le ponga a la clase de matemáticas nunca entenderé nada. En estos instantes me encontraba haciendo una pequeña caricatura de el profesor boquiabierto en pañales, sí, en pañales, esa es mi máxima capacidad de madurez.

Habían pasado ya dos días desde mi discusión con Charlie, y ni quería saber nada de él, estuve ignorando su existencia el mayor tiempo posible, no podía ni quería perdonarlo, quería que lamentará el momento en que esas hirientes palabras salieron de sus labios, y sé que de mi parte salieron comentarios fuera de lugar, me sentía culpable, pero era algo que llevaba guardado desde hace ya mucho tiempo, y era imposible contenerlo por más tiempo, vi la oportunidad de sacar todo lo que llevo dentro y la aproveché, ¿Pero él?, ¿En serio?, él mismo lo había testificado, ese fue el momento en que se dio cuenta de mi existencia, y el hecho de que dijera todo eso de mí me había dolido, ni siquiera me conocía, mis palabras fueron a la ligera, pero fueron confirmadas cuando dijo todo eso sobre mí.

En estos últimos dos días había estado mucho más comunicativa con Marcus y Simon, y es que era inevitable, esos chicos eran hilarantes. Lamento haberlos juzgado antes de conocerlos, son personas totalmente increíbles, y ahí entendí que no se puede juzgar a un libro por su portada, no lo podía negar, eran unos patanes con las chicas, pero eran personas, seres humanos que suelen equivocarse, y todos merecen una oportunidad de demostrar que son mejores que los que otros piensan.

Y eso era extraño, haberles dado una oportunidad a los amigos de Charlie, pero no a él, era algo completamente ilógico. Pero había una gran diferencia, ellos no habían hecho nada. Para mí todos se merecen una oportunidad, pero Charlie era la excepción, y es que no soportaba tenerlo cerca.

- ¡Auch!- Chille mientras tocaba la parte posterior de mi cabeza que había sido golpeada por una pequeña bola de papel.

- ¿Está disfrutando de la clase?- Preguntó el boquiabierto bigotudo del profesor con su mirada penetrante.

- Sí, sí- Respondí tratando de parecer lo más segura- Es increíble como los números y la "V" bonita de pitados encajan perfectamente con las matemáticas- Dije un poco dudosa porqué en verdad no tenía idea si era la "V" de pintados o la "V" de pitados.

- Pero, señorita Samuels. Esa "V" bonita es de pitagóras, no de pitados- Dijo el profesor corrigiendo mi estupidez humana- Además, pitagóras no está incluido en este tema- Dijo mientras me fulminaba con la mirada- Ahora deje de ser una molestia para mi clase, y siéntese- Abrí mi boca en modo de protesta pero antes de que pudiese hablar las miradas de todo el salón me dejaron en claro un mensaje "Cállate la boca". No quería seguir discutiendo con el calvo, así que hice caso a su mandato- Gracias- Agradeció para luego darse la vuelta y darme la fabulosa oportunidad para ver el perfecto paisaje que se encontraba en su calva y canosa cabeza. Nótese mi sarcasmo.

Tomé del suelo el papel que había chocado con mi cabeza y me había generado tantos problemas, lo desdoble y no era nada más ni nada menos que la horrorosa letra de Charlie.

"Perdón"

Mi mirada viajo hacía el puesto de Charlie, ¿Cómo había sacado la conclusión de que era él?, pues había sido el único imbécil que recientemente la había cagado conmigo.

Si el cree que un simple "Perdón" solucionará todo está completamente equivocado, y es que después de que las palabras salen de tus labios, no hay vuelta atrás, todo en esta vida es irreparable, simplemente el daño esta hecho, y la cicatriz bien formada.

Volví a arrugar el palelillo y lo tiré al suelo, tenía cosa mucho más importantes que leer su nota, tenía que terminar mi obra de arte.

Abrí mi mochila y saqué mis colores, estaba en la gran decisión de la mañana, ¿Azul o amarillo?, los pañales son azules ¿No?.