Military Kink

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John no se consideraba un amante aburrido, cuando quería hacer algo podía llegar a ser muy insistente y desde que habían empezado con eso de cumplir las fantasías del otro, eso lo había tenido en mente desde el principio. Recordaba cuanto tuvo que insistir para que Sherlock lo dejase intentar aquella sorpesilla. Así que, cuando este le dejó hacer lo que quería, felizmente desempolvó su antiguo traje militar.

—Puedes sacarte la venda Sherlock. —Su pareja estaba en ropa interior, acomodado en el centro de la cama con solamente los ojos vendados. Sherlock abrió los ojos, cabía decir que. Aunque sabía que lo haría, no se esperó que John se viese tan sexual con el traje puesto. —Bajate y ponte de rodillas Sherlock. —Ordenó con aquel tono tan masculino que estremecía a Sherlock cada vez que lo usaba para ordenar cosas.

—Oh, Capitán... —Sabía que Sherlock se burlaba de el gracias a su muy desarrollado sentido del sarcasmo, aunque eso en vez de bajar su lívido, hizo que más cómodo se sintiera en esa faceta que tanto había usado en el pasado, sólo que ahora la usaba con motivos distintos. Joder, que amaba lo que hacía y como lo hacía.

—Lo repetiré sólo una vez. ¡De rodillas frente a mí soldado! —Quizás era su tono de voz, o el gesto de labios apretados, el que le motivó a bajarse de la cama y ponerse frente a él de rodillas. —Muy bien, aunque lo de recién es una falta agraviante que debo corregir. —Tenía una fusta en sus manos, era incómoda para sus entrenadas manos de doctor, le molestaba también que no hubiera sido el único en usar una con Sherlock, aunque sí es el único en poderla usar con el consentimiento del detective consultor.

—Oh sí Capitán soy un soldado muy malo. —Sabía que le seguiría el juego ya que todo el rollito de esos juegos de rol le ponían cachondisimo. Ambos lo sabían, quizás por eso también lo hacían con regularidad, eran unos fetichistas enamorados.

John dejó la fusta tirada a un lado, no deseaba ocuparla en ese momento así que, a palma limpia acarició la suave piel de la mejilla de Sherlock. —Voy a castigarte Holmes, voy a castigarte muy duro. —Este lo miraba hacia arriba, aún de rodillas en el suelo, estaba muy levemente duro y no tenía mucha idea de que era lo que haría John. El sexo era el único momento que no podía predecir con él. Y así que, cuando sintió la fuerte cachetada que le dio a su mejilla izquierda, sólo pudo abrir sus ojos lo más que pudo y gemir de dolor, de dolor y de excitación. -Silencio Soldado, eso te ganas por no hacerme caso. Ahora. —Obtiene nuevamente la atención de Sherlock. —Sacame la chaqueta.

Y con la misma pasividad se levantó y comenzó a desprender el cierre de la chaqueta del otro, acariciando los fuertes músculos ajenos cuando por fin logró abrir la vendita chaqueta, debajo sólo tenía una camiseta blanca y sus placas de identificación. Que excitante sería escucharlas tintinear en su cuello.

—Ahora la camiseta. —John puede sentir y admirar, como los largos y dedos recorren el interior del borde del pantalón para poder sacar la tela palida de lo que era su camiseta, una camiseta que, a la vista del ojo anguloso de Sherlock, poseía ligeras marcas de sangre, propias y ajenas. Su propia habilidad de observación era una que lograba hacer todo aún más excitante, puesto que, con sólo un gesto, podía leer todo de John. —Muy bien soldado, nuevamente de rodillas pero esta vez en la cama. —No pudo seguir admirando la cicatriz que el otro tenía en el hombro, la cual siempre lo sorprendía. —Tu cabeza en las almohadas, trasero en alto. —Y eso hizo, con el culo completamente expuesto, Sherlock hundió su cara en las suaves almohadas blancas, sintiendo como una mano impactaba fuertemente en el centro de su trasero, en medio de sus nalgas. Eso consiguió de inmediato un movimiento de aprobación por parte de Sherlock, quien gimió de verdadero placer cuando este lo volvió a hacer.

Capitán. —Lloriqueaba moviendo su trasero para lograr más contacto de parte de John.

—¿Qué quiere soldado?

Vida de pareja [Lemon/Johnlock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora