Adios amigo...

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Acuario.

Oh, hubiera deseado no entrar ahí. El templo tenia un aura aun más fría que de costumbre, era evidente que se había llevado a cabo una batalla, cuyos resultados no quería averiguar.

Fui el ultimo en entrar al templo de la ánfora, al hacerlo pude notar que todo el lugar estaba bajo el hielo, dándole un toque algo desolado. A lo lejos logre ver dos bultos en el suelo, cuando pude notar quienes eran, sentí como se me apretaba el corazón en el pecho.

—Camus...— dije en un susurro que solo yo escuche.

Si no corrí de inmediato a donde él, fue solo por respeto a la presencia de Athena. A medida que me iba acercando a donde yacía, sentí en mi pecho como una sensación de dolor aparecía.

— ¡Hyoga!— La Diosa corrió en dirección del Cisne.

El cosmos de ese muchacho aun lograba sentirse, bastante débil, pero se sentía, seguía existiendo, en cambio el de Camus, no se sentía ni una pizca de su energía en ninguna parte del templo. Mientras los demás se centraban en el Cisne, me acerque a mi caído amigo. Quería llorar y esas mismas ganas aumentaron al verlo ahí tendido en el frió suelo de su templo, completamente cubierto de hielo, congelado.

Apreté mi puño izquierdo conteniendo las ganas de golpear algo o en el mejor de los casos a alguien, de llorar,y de la rabia que me invadió en ese momento. ¿Porque no acabe con la vida de ese muchacho en mi templo?, ¿Porque no lo hice?, ¡Por Athena!, ¡Camus, explicame porque te dejaste vencer por un Caballero de Bronce! Sinceramente yo no lo entiendo, por mas que trate de comprender tu decisión, no logro entenderla. Siento una pesada mano en mi hombro, de reojo veo a Aldebaran.

—Tranquilo Milo, debió tener sus razones.—sigo sin saber como es que siempre logra saber que estoy pensando.

—Eso lo sé, pero...

—¡Maestro Camus...!—esa voz hace que la rabia que tengo aumente un poco más, miro a Hyoga con un ligero odio, y él parece notarlo, mejor para mí—Dioses, ¿que hice?

—Lo siento, ya es demasiado tarde.— Athena se acerco a donde nosotros. Si hubiera querido ayudar a Camus se habría acercado antes, como me gustaría decírselo a la cara.

La derrota de Saga para mí paso sin ninguna relevancia, después de todo ya tenía mis sospechas de que él fuera nuestro supuesto Patriarca.

Llevaron a los Caballeros de Bronce a la Fuente de Athena para que curaran sus heridas. Lo que ninguno de nosotros se esperaba fue la rapidez de la preparación de los cuerpos para la sepultura. Aun no me lo creo, perdí a mi mejor amigo, que amigo, la palabra queda corta para definir lo que Camus era para mí, él era mi hermano, el único que consideraba mi familia en todo este Santuario, y lo perdí, por culpa de un niño de Bronce.

A la mañana siguiente, nos presentamos debidamente con Athena, por mi parte, lo hice solo por deber no porque quería, aun le guardo algo de rencor al haberse preocupado solo por los de Bronce y no por todos sus Caballeros, así no es una verdadera Diosa, ella debería preocuparse de todos por igual.

— Si desean despedirse de sus compañeros caídos, se encuentran en la habitación del fondo...—su voz aun se oía como la de una niña nerviosa, puede que este acostumbrada a darle ordenes a sus empleados en su mansión, pero aquí debe ser firme— Quien desee retirarse, puede hacerlo.

Sin mas que decirnos Athena se retiro. Algunos fueron a despedirse, yo dude unos minutos hasta que decidí ir a mi templo y luego volver, había algo que debía darle a Camus, a pesar de que este ya no pudiera verlo, pero debía entregárselo. En mi ultima misión fui enviado justamente a Francia, pude ver en sus ojos que a él le hubiera gustado ir en mi lugar para volver a su tierra madre, y por ello me convencí de traer algo de ese lugar. Con ese objeto en mano llegue a la habitación que había nombrado Athena.

No me esperaba encontrar los cinco ataúdes cerrados, sera donde Shura no dejo restos corpóreos. Me acerque al que tenia el símbolo de Acuario, sé perfectamente que si lo abro voy a llorar, y a derrumbarme en ese mismo instante.

Tal y como dije, apenas abrí la tapa del ataúd una lágrima me callo por la mejilla derecha, ahí estaba la persona que fue la mas importante para mi en todo este Santuario; Camus, tenia un aspecto muy distinto a la ultima vez que lo vi con vida, ahora se hallaba mas pálido de lo normal, los labios algo morados, vestido con un túnica de un inmaculado blanco, las manos entrelazadas. Suspire con mucha tristeza.

— Idiota...— ni lo pensé simplemente lo dije— eres un grandisimo idiota Camus... Hace poco entendí que querías enseñarle a Hyoga a reprimir sus sentimientos en batalla, pero ¡¿Era realmente necesario el que le dieras tu vida?!— me altere, no podía guardarme mas todo lo que quería recriminarle y retarlo— ¡podías enseñarle lo mismo sin arriesgar tu vida!. Nunca voy a entenderte al cien por siento, a pesar de que te conozco desde la infancia, seguías siendo un misterio para mí.

Apreté con fuerza mis puños, conteniendo la rabia y la tristeza. Suspire y antes de que comenzara de nuevo a decirle cosas a alguien que no las escucharía por mas que me esfuerce, decidí darle lo que traía conmigo. Con cuidado tome el delicado collar de la cadena para colocarlo entre las manos de Camus, el collar poseía la forma de un pequeño copo de nieve y, a petición mía colocaron el símbolo de Acuario en su centro.

— Esto tenia pensado dartelo en tu cumpleaños, pero ya ves que no podre entregartelo para esa fecha. Lo adquirí en Francia porque me recordó a ti...— no dije más, quería decirle tantas cosas pero por mas que tratara las palabras simplemente no salian. Después de un largo silencio creí que ya era tiempo de volver a mi templo. Cerré despacio el ataúd— te voy a extrañar, cubito francés...

Mientras bajaba las escaleras que me separaban de Escorpión deje correr libremente mis lágrimas, total nadie me vería, ya que desde ayer soy el ultimo guardián de las Doce Casas. Al llegar a Acuario sentí mas tristeza que antes, aparte de eso logre sentir algo mas, como si me abrazaran por la espalda, la sensación era fría y a la vez cálida, ante mis ojos apareció un pequeño copo de nieve que cayó en mi mano y al instante se derritió, la cerré mientras sonreía con nostalgia.

— Adiós amigo.

◆◆◆

Hola.

Si se preguntan ¿Donde quedo el yaoi? Porque sinceramente me caracterizo por eso, pero es que quería realizar algo de ellos fuera de ese genero, espero que les haya gustado.

Pd: esto tenia dos capítulos más pero los elimine, después de mucho tiempo no terminaron de convencerme, perdon por eso.

Chau.

ScorpioNoMilo. ✌

Adiós amigo...  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora