11. Sentimiento de pertenencia.

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-Mitch-

Era la cuarta hora y el sueño seguía haciendo de las suyas conmigo. Algebra jamás había sido mi fuerte pero aprendí a sobrevivir en la materia. Al parecer era importante en la vida pero yo no le veía sentido.

-Hey Coby...

-Ya te he dicho que me digas Mitch- rodé los ojos.

-Perdón majestad- río bajito. Hice lo mismo- ¿le entiendes a algo?

-Nada, soy una roca para esto. Lo mío es la música- sonreí.

-Señor modestia ha hablado- se cruzó de brazos recargándose en su asiento.

-No te hagas el que le interesa esto, ambos sabemos que lo tuyo también es la música- giré mi vista a él.

-Mmm... El teatro principalmente- sonrío- mi sueño es algún día poder tener mi propia obra- recobró su postura y su sonrisa se amplió emocionado.

-Y si no al menos estarás en algún show tipo Drag race o algo por el estilo- burlé

-¿Acaso se puede ser más diva que tú?- dijo fingiendo sopresa.

Solté una carcajada.

-Joven Grassi, si no le interesa mi clase se puede salir. Nos haría un gran favor a todos- el intolerante maestro me miraba con cara de fastidio mientras golpeaba de manera repetitiva su pie contra el suelo.

Un intento de reprimir la risa se escuchó por parte del moreno a mi lado.

-Lo mismo para usted Hall, nos vendría muy bien a todos que le hiciera compañía a Coby allá afuera- se dirigió molesto a Todrick.

-Ah bueno- tomó sus cosas y se dirigió a la puerta dirigiéndome una mirada rápida. Lo seguí tratando de contener la risa.

-¿Estás loco?- reí una vez afuera.

-No iba a seguir fingiendo que me interesaba, seré una Drag Queen mejor.

Reí más fuerte.

-Jamás me había salido de clases- limpié mis lágrimas.

-Siempre hay una primera vez para todo Coby- sonrió- Y no te atrevas a reclamarme ahora, él te llamó igual y no le dijiste nada- entrecerró los ojos.

-Ya deja de hablar y mejor vayamos a buscar algo de café- dije mientras comenzaba a caminar.

Caminamos por el campus hablando de todo. Todrick se había convertido en un amigo muy cercano, fue el primero en saber lo que estaba pasando entre Scott y yo y nos apoyó siempre. Incluso cuando en algún punto llegaba a dudar de si estaba haciendo lo correcto, él se dedicó a darme largas pláticas tratando de hacerme entrar en razón recordándome lo mucho que Scott me quiere y siempre funcionó.

No me atrevería a llamarlo mejor amigo porque ese puesto está ocupado por aquel rubio gigante que a la vez era mi novio... Mi novio... La verdad no estoy seguro si somos algo oficialmente ya que nadie lo ha sugerido de manera formal pero sonaba jodidamente bien decirlo. Mi novio. Era algo tan íntimo, un secreto que ambos compartíamos.

Esa necesidad de pertenencia jamás fue algo que me emocionara mucho, no lograba entender como las personas se morían por pertenecerle a alguien, era totalmente insignificante para mí pertenecerle a alguien y que alguien fuera de mí pertenencia. Ni siquiera con Kirstie logré entenderlo. Para ser honestos jamás sentí que aquello que teníamos fuera auténtico, la llegué a querer pero no a amar. En cambio con Scott es todo diferente.

Bastó un beso para entender que él era mi persona, aquella persona a la que estaba dispuesto a amar y cuidar durante el resto de mi vida. Siempre sentí algo más que el cariño de una simple amistad, era algo más fuerte que eso, más fuerte que cualquier sentimiento que alguna vez haya llegado a tener en mi vida. Ni siquiera sé cómo describirlo pero lo que sí sé es que así se supone que debe sentirse el amar a alguien, y me vuelve loco la idea de que sea a él a la persona a la que pueda entregarle mi amor.

¿Así o más cursi?

Solté una corta risa ante lo último. Todd me miró raro.

-¿Seguro que estás bien?

-Mejor que nunca- sonreí como bobo.

Estuvimos por lo que parecieron horas en la cafetería, saltándonos las demás clases. La campana sonó y sabíamos perfectamente que eso significaba que los profesores saldrían a buscarnos para saber el por que de nuestras inasistencias.

Tomamos nuestras pertenencias y salimos de ahí. A lo lejos logré reconocer una figura femenina que yo conocía a la perfección, caminaba en dirección a donde nosotros con la mirada perdida en sus pasos. No quería toparme con ella, la última conversación que tuvimos no fue la más cómoda. Reduje mis pasos esperando pasar desapercibido pero ella sintió nuestra presencia, fijando sus ojos en los míos.

Cambié el rumbo de mis pasos hacia un pasillo que se encontraba a mi izquierda. Salí corriendo de allí como un cobarde. Comencé a sentir mi cuerpo sudar frío y mi respiración ya era un desastre incluso antes de salir corriendo.

Busqué aquel polvoso cuarto que ya consideraba mi refugio personal y me metí en el ocultándome en el fondo mientras mi cuerpo era recorrido por notables temblores y las lágrimas de desesperación empezaban a asomarse.

El verla fue algo demasiado inoportuno y la condición en la que encontraba no me ayudaba a sentirme mejor respecto a lo que estaba haciendo. No era capaz de dirigirle la palabra ni siquiera para decirle que a pesar de todo estaría para ella si lo necesitaba. No como novio pero si como mejor amigo.

Pasaron largos minutos en los que luché para intentar calmar mi ataque de pánico. Poco a poco sentí mi cuerpo relajarse y sin darme cuenta me había quedado dormido contra uno de los tantos viejos muebles que habían llenos de archivo muerto.

***

Un azote a la puerta me despertó de mis sueños haciéndome pegar un brinco. Escuché a lo lejos unas voces de las cuales solo reconocí una y era la de Scott. La otra me era desconocida pero era una chica al parecer.

Me tomó un momento para terminar de despertar, al parecer logré dormí profundamente.

Y sé que no debería pero aun así giré mi vista y sin hacer ruido comencé a espiarlos desde un pequeño hueco entre cajas que daba justo hacia la puerta.

No pasó mucho cuando la chica que era una completa desconocida jaló a Scott y lo besó de una manera en la que ni  siquiera yo lo había besado antes.

Sentí como la sangre me hervía al ver trascurrir la escena. El beso afortunadamente no duró mucho pero aquellos segundos en los que los labios de mi rubio eran devorados por alguien más que no era yo fueron toda una horrible eternidad para mí.

La fémina se separó de Scott con una sonrisa triunfante diciendo una estúpida frase que retumbo en mis oídos haciéndome enfurecer más.

"Para que no me extrañes"

Salió del cuarto con un guiñó, dejando el eco de sus palabras acompañadas con su chillante y desagradable voz.

El coraje me invadió nublando mi vista. Quería salir de ahí pero Scott estaba bloqueando la puerta y no quería enfrentarlo allí mismo porque sabía que terminaríamos muy mal.

Después de unos cuantos segundos sentía como si el aire me faltara, no podía seguir respirando el mismo oxigeno que aquella mujer había utilizado para besar a mi novio.

Me arrastré a gatas con el fin de llegar a la puerta pero el impacto de unas cajas cayendo en mi cabeza detuvo mi huida.

Solté un quejido tapando mi boca al instante, arrepintiéndome de mi acción.

Levanté mi vista hacía aquellos ojos color cielo que ya se encontraban frente a mí mirándome fijamente, un brillo de arrepentimiento y vergüenza bailando en ellos.


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Secreto de dos amigos (Scömìche Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora