Parte Única

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Cuando Yoongi decidió ir a la farmacia, lo único que quería era encontrar algo que le quitara el dolor de cuello que el viaje de ocho horas en autobús le había ocasionado, pero lo que se había encontrado fueron muchísimos tipos de analgésicos en diferentes presentaciones. No estaba seguro de si las pastillas serían mejores que los parches para aliviar el dolor. Sus anteojos se habían quedado olvidados en el hotel y ni siquiera encogiendo los ojos lo más que podía lograba ver las pequeñísimas letras que estaban al reverso de cada empaque.

Por eso decidió hacer algo que nunca antes había hecho: pedir ayuda al vendedor.

Con la vista cansada, levantó su vista de los empaques buscando a cualquier persona que pudiera ser de ayuda, pero al parecer a la una de la mañana el personal estaba escaso, siendo el cajero el único encargado de toda la farmacia.

Camina hasta la caja con ambos paquetes en sus manos. Dos personas están siendo atendidas y Yoongi tiene que esperar unos minutos más con dolor de cuello sólo porque la pareja de chicos frente a él se está tomando todo su bendito tiempo para pagar.

Lo único que Yoongi puede ver frente a él son dos espaldas de hombre. La espalda más grande y ancha está justo frente a Yoongi, el chico hablando directamente con el cajero. Y la otra espalda, un poco más delgada (aunque no flacucha) está justo al lado del otro chico, removiéndose incómodo y sin levantar la cabeza.

Yoongi da vueltas a su cuello, haciendo gestos cuando siente que algo truena y tratando de volver a poner su cabeza en posición normal para no lastimarse más.

― ¿Algo más? ―escucha Yoongi decir al boticario. Está a punto de avanzar a por fin preguntar lo que necesita, pero el chico frente a él habla.

― Uhm... y una caja de condones, por favor.

Y oh, oh, eso explicaba los movimientos extraños del otro chico junto con sus mejillas sonrojadas. Ir a la farmacia con un hombre a comprar condones no es algo que se pueda hacer con tanta confianza como lo está haciendo el chico frente a él.

La caja registradora hace un sonido agudo cuando se abre y el sonido del ticket saliendo de esa pequeña maquinita hace que Yoongi sienta cerca el alivio de su cuello.

― Gracias ―dice finalmente el chico frente a Yoongi para darse media vuelta.

La cara de Yoongi y la de él quedan frente a frente, y Yoongi puede sentir como su pulso se acelera poco a poco, su corazón se muda a sus oídos y palpita frenéticamente ahí, su respiración se queda atascada en sus pulmones y el único sonido que puede escuchar es el de su propia voz tropezándose con sus propias palabras que tratan de salir inconscientemente de su boca.

― Yoongi ―su nombre sale como un suspiro de los labios del chico parado ante él y el corazón de Yoongi deja de latir.

― Hoseok ―logra decir Yoongi y puede sentir como sus mejillas se van poniendo calientes paulatinamente, sus puños se cierran en un intento de aferrarse a algo, a lo que sea, antes de caer.

Ese día, cuando Yoongi decidió ir a la farmacia a comprar algo que aliviara el dolor de su cuello, nunca creyó que se encontraría con su exnovio.

Nunca creyó que se encontraría con su exnovio acompañado de otro chico comprando condones.

― Hace tanto tiempo que no nos vemos ―dice Hoseok. Una sonrisa pegada a su cara.

Sí, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Cuatro años, más específicamente. El día que Yoongi dejó Seúl para volver a Daegu a arreglar asuntos familiares. El día que Yoongi dejó atrás toda la vida que había forjado en Seúl. El día que dejó atrás a Hoseok.

Han pasado cuatro años, por eso Yoongi no entiende por qué su corazón sigue latiendo rápido. No entiende por qué lo único que quiere hacer es pasar sus brazos alrededor de Hoseok y decirle con un abrazo cosas que ni siquiera él sabe qué son.

Han pasado cuatro años y Yoongi sigue sintiendo sus rodillas débiles cuando ve la sonrisa de Hoseok. Sigue sintiendo la necesidad de enterrar su nariz en el cuello de Hoseok e inhalar su aroma hasta que se vuelva lo único que Yoongi necesita para vivir.

Han pasado cuatro años y Yoongi nunca se molestó en enviar un mensaje a Hoseok diciéndole lo mucho que le hacía falta. Ni siquiera le había dicho cuál era su nuevo número de teléfono ahora que estaba en Daegu.

Han pasado cuatro años y Yoongi dejó a Hoseok salir de su vida. Dejó que Hoseok se le fuera de entre los dedos. No, no lo dejó escapar, él mismo lo echó. Él mismo echó a Hoseok fuera de su vida y cerró la puerta por dentro.

Han pasado cuatro años y parece que fueron suficientes para que Hoseok aprendiera a vivir sin Yoongi. Fueron suficientes para que encontrara a alguien más.

― Sí, mucho tiempo ―responde Yoongi cuando su voz vuelve a su garganta.

De pronto el dolor de su cuello ya no está y lo único que quiere hacer es irse ya.

― Uh, hyung ―el chico que venía con él llama a Hoseok y Yoongi se da cuenta de que se había olvidado completamente de que él estaba ahí.

― Oh, lo siento ―se disculpa Hoseok, dando un paso hacia atrás para que el otro chico quede dentro de la conversación―. Hyung, él es Jungkook. Jungkook, él es... Yoongi hyung.

La forma en la que Hoseok titubea y los ojos de Jungkook se abren por un segundo tras escuchar su nombre hace a Yoongi creer que ha sido tema de conversación entre ellos dos. Pero eso es completamente normal. Las parejas saludables y estables hablan sobre sus relaciones pasadas todo el tiempo y aceptan que cada quien tiene un pasado.

― Hola ―saluda Jungkook tímidamente.

No es que el pobre chico tenga algo que ver con que Yoongi haya perdido su oportunidad con Hoseok, pero algo dentro de él le impide devolver el saludo. En cambio, su mirada regresa a Hoseok.

― Sí, bueno. Fue un gusto verte ―suelta Yoongi bruscamente para después darse media vuelta y dirigirse a la puerta, casi olvidándose de volver a poner los analgésicos en su lugar.

Hoseok ve desde donde estaba plantado en el piso como Yoongi camina hasta la puerta. Siente que su corazón va a salir por su boca y no encuentra la fuerza ni la voluntad para moverse. Tan rápido como llegó, Yoongi está saliendo de su vida de nuevo.

― Gracias, hyung ―las palabras de Jungkook lo traen de vuelta a la tierra mientras arrebata la bolsa de plástico de la mano de Hoseok―. Yo puedo llegar solo a casa.

Jungkook no lo dice directamente, pero Hoseok sabe que está haciéndolo para que, por una vez en su vida, Hoseok deje de ser estúpido y no deje que Yoongi se vaya de su lado de nuevo.

― Gracias, Kookie ―dice Hoseok a su amigo, revoloteándole el cabello antes de correr hacia la puerta y seguir la dirección por la que vio a Yoongi desaparecer.

El aire está fresco, pero eso no le impide correr más rápido por las calles hasta que logra ver la pequeña figura de Yoongi.

― ¡Hyung! ―grita Hoseok, sin importarle que es la una de la mañana. Yoongi se detiene―. Hyung ―repite caminando lo que le falta para estar a la altura de Yoongi―. Ven a tomar un café conmigo.

Los segundos que pasan desde que las palabras dejan su boca hasta que Yoongi se da la media vuelta son los más lentos que Hoseok ha vivido.

Sin decir nada, Yoongi camina hacia él. Acepta porque es tarde y él no tiene nada qué hacer, además la sonrisa de Hoseok siempre ha sabido presionar los botones indicados para tenerlo a sus pies.

Han pasado cuatro años, pero aún quedan muchos años por delante.

|Notas|

El chiste es que jk aquí estaba chiquito y le daba pena comprar los condones, por eso le pidió a Hoseok que se los comprara él jeje y por eso puse que Hoseok tenía espalda más grande que él (?

El tren de Daegu a Seúl hace 4 horas, pero puse 8 porque con 4 horas no te duele el cuello (?

Servicio a la comunidad: se buscan novixs que shippeen yoonseok en monterrey, NL y ciudad juárez, Chih. Gracias. 

Gracias por leerrr<3

FlukyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora