Minako se levantó antes del amanecer. No pudo dormir en toda la noche pensando en lo que había ocurrido en el cuarto de baño. No se atrevía a pedirle una explicación a Yaten, todo había sido muy repentino y estaba sintiendo cosas por él que no le parecían superficiales. El beso que Yaten le había dado, le gustó más de lo que se imaginó. Pero a la vez, no entendía esa actitud fría y distante que él mostraba. ¿Estaría solo jugando con sus sentimientos? Dio un suspiro y salió de su habitación rumbo al baño. Antes de entrar, llamó a la puerta. Como nadie contesto, abrió. Quería asegurarse de que Yanten no le hiciera pasar un bochorno como la noche anterior.
Yaten salió de su cuarto, justo en el momento que Minako se reunía con Artemis para desayunar, se sentía muy avergonzada de verlo a la cara, después de verlo completamente desnudo.
— ¿Ocurre algo, Minako? Te ves nerviosa —comentó Artemis. Ella negó de inmediato y le explicó que se sentía ansiosa por lo del viaje.
Pasaron unos minutos cuando Yaten apareció tras ella, anunciando que estaba listo para irse. Artemis, se disculpó y subió hasta la habitación de Minako a buscar algo importante, dejando a los dos chicos solos en la sala.
— ¿No me preguntarás qué tal dormí? ¡Qué mala anfitriona eres! —dijo Yaten burlón.
— ¡Deja de burlarte de mí! ¡Abusivo! —exclamó Minako sin mirarlo.
Yaten abrió los ojos en un gesto de sorpresa ante las palabras de la rubia.
— Yo no abusé de ti, eres tú quien intentó aprovecharse entrando al baño para espiarme.
— ¡No! Fue sin querer, yo no sabía que estabas ahí. Además, esta es mi casa, haré lo que me plazca... y si quiero darme un baño, pues lo haré —dijo Minako molesta.
— ¡No mientas! Sé que tenías otras intenciones, siempre me estás acosando.
— Bueno... yo... lo admito, puede ser que antes te perseguía y eso estaba mal, pero... ahora es diferente —dijo Minako sintiendo arder sus mejillas.
Yaten quiso preguntar el por qué, pero los interrumpió Artemis, quien traía en su hocico una flor orquídea. Minako le preguntó para qué era y Artemis se enrojeció cuando le explicó que era para Luna. Se sentía nervioso por la presencia de Yaten, así que quería hacer un lindo gesto por ella, para que no desviara su atención.
— ¡Qué romántico, Artemis! —dijo Minako, entrelazando sus manos y mirándolo con los ojos grandes y brillantes.
Rei, Ami y Makoto ya estaban en el templo esperando al resto de las chicas. Usagi y Luna subían de prisa las escaleras cuando Minako las llamó para que voltearan. De inmediato, Artemis se acercó a Luna, quien al ver a Yaten, abrió sus ojos impresionada, corriendo hasta él para verlo de cerca. Yaten acarició la cabeza de Luna con ternura y Artemis se quedó con el corazón partido en dos.
Minako le hizo un gesto a Luna, para que volteara a ver a Artemis y así fue como se dio cuenta de que él llevaba una hermosa orquídea para ella. Yaten comenzó a caminar para dejarlos a solas. Usagi y Minako lo siguieron. Luna se disculpó con Artemis, agradeciendo el bello gesto.
Ya estaban todas las guerreras reunidas, debían marcharse cuanto antes. Usagi se veía angustiada y Minako nerviosa. Rei les preguntó si algo les ocurría, Usagi negó con la cabeza.
— Estoy bien, solo tengo sueño, es que es muy temprano. Pero ya saben lo que dicen: Al que madruga tiene cien años de perdón —dijo Minako tratando de parecer despreocupada.
A Yaten se le dibujó una leve sonrisa en los labios al escuchar a Minako. Ami le explicó que había unido dos refranes que nada tenían que ver.
— Bien, es hora de transformarnos —dijo Makoto.

ESTÁS LEYENDO
Lo que siento por ti (Sailor Moon)
FanfictionSi leíste "Mi promesa pendiente" entonces disfrutarás de la secuela de aquella historia. Kinmoku se encuentra en un grave problema. Yaten deberá viajar hacia la Tierra y buscar la ayuda de las sailors scouts. Seiya y Usagi habían prometido no vol...