Como ya era costumbre, Quasimodo observaba desde el techo de la catedral de Notre Dame a Esmeralda, su amor platónico e inalcanzable. Presto a rescatarla si volvía a meterse en líos.
Pero no era el único al acecho. Cerca de ahí una mirada carmesí vigilaba al campanero, oculto tras una gárgola de aspecto grotesco.
Quasimodo no oyó llegar al desconocido hasta que lo tuvo enfrente.
-¿No quieres dejar de ser una persona insegura? No estás cansado de que Esmeralda y todo París te rechacen por feo? Vengo a ofrecerte la cura para tus males.
Quasimodo contempló atónito al extraño personaje de piel pálida, pero fue oír el Nombre de la gitana para que sus sentidos tomaran otro cauce y obviara el aspecto y la familiaridad con que fue tratado.
-¿Cuál es esa cura, mi señor? -preguntó en tono inocente-, y el precio a pagar.
El conde Drácula esbozó una sonrisa afilada, sintiéndose triunfador. Los corazones enamorados eran fáciles de manipular.
-Necesito un nuevo mayordomo. Eres perfecto para el puesto. A cambio te ofrezco la vida eterna y el amor de tu amada... o la sangre, como prefieras.
El campanero aceptó.
El pacto fue cerrado con un mordisco en la yugular.
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Vampyrus y Zombis ©
VampirosApartado de cortos vampíricos y zombis. Seres de la noche y muertos vivientes te esperan... ◇◇◇ Advertencia Manuscrito protegido por derechos de autor. Se prohíbe el plagio en todas sus formas. Adaptación total o parcial, sin el consentimiento del...