9. Te observo

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Tenues rayos de sol iluminan la sala, entran por los orificios que los clavos han dejado al ser una y otra vez insertados en la madera

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Tenues rayos de sol iluminan la sala, entran por los orificios que los clavos han dejado al ser una y otra vez insertados en la madera. Observo el abanico de puntos brillantes, pongo la mano, creando una barrera, siento el fulgor solar en mi piel. Aquella acción, insignificante para quien no está en mi situación, me indica que sigo viva... y ellos no.

Me termino de calzar las botas, guardo mi daga en la pierna izquierda, y un arma en la otra. Es el ritual de todos los días, pero hoy hay algo diferente. Alzo la vista al mueble desvencijado, encima hay un espejo, observo la imagen que proyecta: un rostro pálido, desprovisto de emociones, frío, siniestro. Mis ojos no muestran vivacidad como antaño lo hacían, solo una honda oscuridad.

El ser humano para sobrevivir debe adaptarse a su entorno, y yo aprendí a vivir entre muertos vivientes, sangre y horror, entregando a cambio una parte de mi humanidad.

Camino hacia el mueble, la mirada fija en mi reflejo. Desvío la vista al objeto que está sobre un soporte metálico: la cimitarra de Murat, lo único que quedó de él. La misma espada que me salvó la vida es la que usaré para terminar con su cascarón viviente.

Miro por una de las rendijas, están ahí, esperando que salga, huelen mi presencia. Criaturas putrefactas, me tienen acorralada, mas no caeré sin luchar.

Abro la puerta, el sol me golpea en la cara.

Definitivamente es un día perfecto para aniquilar zombis.

Vampyrus y Zombis ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora