Ni una menos.

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Manos quebradas por el tiempo,
De ahondar entre golpes, una verdad tan dolorosa, que imprime su blanca piel a fuego.
Que sucedió, entre esos que se quisieron.
Donde el hombre acarició, hoy es carne muerta.
Hoy alguien llora bilis, con perfume de muñeca.
Un desconocido, vistió de luto las dagas de los  recuerdos, que penetran sin anestesia.
En el dulce amar de un padre, que hoy despide a su hija que yace muerta.
Ojala la epidemia del golpe, tenga remedio. Porque las marcas ocasionadas no se borran y solo queda el mal en un lugar, que nadie jamás, podrá verlo.
Cristian Abel Davio

Tan Solo Poemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora