En la piel de la Locura

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Una tarde normal se podría decir, nada nuevo ha pasado, solo el mismo demente (esquizofrénico) con las alucinaciones acostumbradas de persecución, el hipocondriaco con los mismos dolores, y yo como siempre en mi silla pensando por qué estoy en un lugar como este. Quizás no soy consciente de mi propia locura o los medicamentos han mejorado mi estado mental cómo saberlo, para la sociedad solo soy un demente más que padece de agorafobia. He pensado que soy el paciente más cuerdo de este centro. Siempre me pregunto que hace un ser humano débil y frágil en lugares públicos donde cualquier cosa puede pasar, no es mejor la tranquilidad y seguridad del hogar alejado de entes extraños capaces de hacer cosas nefastas. La locura más insana tiene un por qué y un para qué, ahora depende de cada uno de nosotros buscar la respuesta a esa pregunta. Para no terminar más loco de lo que estoy me paso los días cerca de la ventana observo las amenazas del mundo exterior, y me quedo maravillado con la seguridad que puedo poseer en mi pequeño intangible y se podría añadir atemporal mundo utópico del cual quiero ser eterno prisionero. Estar en la piel de la locura no es mas que estar en el pórtico de un nuevo mundo poco inexplorado​, solo unos pocos son capaces de olvidar la razón para adentrarse en el mundo de los sueños y de las fantasías que jamás mente humana pensó. Las noches no son taciturnas, ruidos casi musitados se escuchan por los pasillos, podrían ser quejas de dolor o quizás rezos a un Dios que se ha olvidado del mundo, los ruidos poco a poco son absorbidos por el silencio mortal de la larga y pesada noche. La misma y triste rutina voy hacia mi ventana favorita aunque no es muy diferente de las demás de repente cómo un rayo feroz se acerca uno de los encargados del centro y dice

-Hola- yo aún con soñoliento​ por la mala noche respondí casi musitando

-Hola señor doctor cómo está en la bella mañana que el azar necesario nos ofrece- El doctor casi muere de la risa, después de su corto momento de felicidad continuamos con la charla amena la cual fue muy fructífera para mi cuando dijo

-El equipo médico ha pensado en dejarlo salir, ir a su casa, hemos visto que usted es unos de los mejores paciente del centro. Usted muestra mucha estabilidad emocional-

Una sonrisa casi imaginaria se cruzó entre mis labios, un suspiro de libertad salió de lo más recóndito de mi corazón. Volveré al mundo de las ensoñaciones donde soy el paseante solitario. Días pasaron y por fin la tan esperada libertad, me sentí como un prisionero que fue sentenciado a muerte y antes de morir se le reconoce su inocencia. Como de costumbre llego a la casa bálsamo de todas sus dolencias, la cura de todo sufrimientos, con un gesto de alegría arrojo los medicamentos y la llaves de la casa a la basura y solo escucho el rugir de la puerta de mi hogar cuando se cierra en su espalda.

Entre letras y LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora