Tarde de Otoño

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Salí como un rayo de la oficina después de un largo día  de ajetreo, por la prisa y el cansancio olvidé mi cartera en la oficina, desesperado por falta de dinero y por el deseo de llegar a casa para tomar un trago, me devolví  a toda prisa, en ese momento una linda joven de cabellera negra como la noche, ojos azules como el pacífico mar, me ofreció su ayuda. En ese momento  el tiempo se detuvo,  en ella descubrí todo lo que estaba buscando, quizás fue su sonrisa calidad o la mirada tierna capaz de aherrojar todos los sentidos. En ese preciso momento  mi espacio se llenó de ella, mi existencia era sustentada por su beldad. Tendí la mano temblorosa para tratar de tocar su rostro  y quedar  impregnado de su aroma divino. Mis labios vacilantes  tenían el determinante deseo de besar  su belfo exuberante, pero cómo besar sus labios rojos como el carmesí, con qué artilugio robaría su corazón.

Entre letras y LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora