Capítulo cuatro.

476 69 53
                                    

|Oscar Gómez en multimedia|

Valeria

Termino de comer la hamburguesa que mi padre y JuanCarlos han preparado en la pequeña barbacoa que hemos traído y me levanto del tronco en el que estoy sentada.

Después de haber caminado y sudado como cerdos y cerdas, hemos llegado a esta especie de bosque bastante bonito.
Pero vamos, estamos en plena naturaleza sin wifi, baño y mucho menos una bendita cama.

— Me voy a dormir — informo a mis padres y a los padres de los gemelos — Buenas noches

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Me voy a dormir — informo a mis padres y a los padres de los gemelos — Buenas noches.

— Buenas noches — anuncian al unísono y yo les regalo una pequeña sonrisa.

— Ten cuidado con los bichos hija — mi madre se burla de mí y yo hago una mueca de risa falsa.

— Mamá — la llamo y esta me mira ladeando la cabeza — Tú eres la primera en gritar si ven una hormiga.

Mi padre se ríe y mi madre acaba soltando una carcajada junto a Eva y JuanCarlos.

Camino hacia donde antes los chicos han montado las tiendas de campaña. Están bastante alejadas de donde tenemos las mesas para comer y entre una tienda y la otra hay mucho espacio.

¿Sabéis con quién me ha tocado dormir?
Adivinarlo venga.

Con Oscar, mi querido hermano.

Es mejor que dormir con uno de los gemelos.
Ya ves.

Me acerco hasta las dos tiendas de campaña que compartiremos los hijos, o sea, Oscar, Daniel, el bicho y yo.
Menos mal que son dobles y no una de estas familiares, en las que caben cuatro personas.

Veo a Jesús fuera de la tienda sentado en el césped con el móvil.
Lo ignoro como llevo haciendo todo el día y llego a mi tienda color rojo.

Busco la cremallera para abrirla y no la encuentro. Después de estar tres o minutos buscándola, el Oviedo mayor tiene que soltar alguna parida por su boca.

— ¿Necesitas ayuda niña patosa? — me pregunta y yo me giro encontrado su mirada penetrante fija en mí.

Como es verano todavía hay luz pero son ya las diez y estoy exhausta.
Es pronto, lo sé, pero estamos todos cansados ya que hemos caminado muchísimo.

— ¿Cuál es la parte en la que me he de reír? — cuestiono sarcástica y este suelta una carcajada — Cuando empieces a tener gracia, me llamas.
Me mira parpadeando seguidas veces los ojos y yo vuelvo mi mirada a la tienda de campaña.

Memories [Gemeliers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora