10. El chico nuevo-Larry Stylinson (Terminada).

Capitulo once.

Harry como había dicho, volvió a las siete a la cafetería para continuar con el trabajo de historia, el cual debían entregar el viernes como fecha límite.

Entró y se sentó en la misma mesa del día anterior, sacó sus cosas de la mochila y los dos folios escritos por Louis.

Liam y el ojiazul lo observaron atentamente.

...-Oye, ¿Qué le pasa a Harry hoy?, ¿Dónde está su hermosa sonrisa?- preguntó el ojimiel preocupado.

Louis se encogió de hombros como si no supiese pero realmente si sabía de sobra porqué este estaba así de triste.

-Pobrecillo, espero que no tenga algún problema-dijo el ojimiel caminando con la bandeja hacia la mesa donde el rizado había empezado ya a trabajar.

-Hola, precioso, ¿Por qué estás así de triste?.

-Ah hola Liam-saludó el ojiverde, mientras se encogía de hombros sin apartar su cara de sus folios.

-Bueno pues como no quieres decírmelo—habló el mayor de nuevo haciendo un gracioso puchero-... tampoco querrás el regalo que tengo para ti.

El ojiverde levantó entonces su rostro y lo miró con atención.

-¿Un regalo?, ¿para mi?-preguntó esbozando una sonrisa sin apenas darse cuenta.

Louis que los observaba desde la distancia, mientras colocaba bebidas frías en la nevera del local, resopló bastante molesto en cuanto vio como estos comenzaron a charlar amigablemente.

Minutos después, Liam regresó muy contento, acto seguido cogió un vaso, una botella de leche de fresa y un bollo de chocolate, además de un paquete envuelto en papel de regalo dorado, el cual había mantenido oculto junto a la caja registradora.

—¿Has visto?, me ha dedicado una de sus lindas sonrisas.

El ojiazul gruñó algo que su compañero no logró entender pero sin esperar a que se lo aclarase regresó con el ojiverde.

-Toma lindura, espero que te guste.

Harry volvió a sonreír ampliamente y sus ojos brillaron tanto como el papel dorado del paquete que el ojimiel le entregó.

-No sé si debo aceptarlo, no es mi cumpleaños y además no nos conocemos.

Liam chasqueó la lengua.

-Claro que debes aceptarlo, no te preocupes no es nada caro ni tiene dobles intenciones, simplemente lo vi y me acordé de ti.

El ojiverde siguió dudoso, ante la atenta mirada de Louis y un ansioso Liam.

—Es que no sé si sea correcto.

-Oye, solo quiero que sonrías nuevamente, ok...Venga, abrelo-insistió el camarero.

Harry finalmente cogió el paquete dorado y le quitó el lazo, luego le quitó el papel y acto seguido se le iluminó la cara, sonriendo ampliamente.

-¿Te gustan?.

El rizado afirmó efusivamente con la cabeza, mientras sacaba la caja, la cual abrió y vio que estaba llena de lápices, rotuladores, bolígrafos de varios colores e incluso había unos que el jamás había conseguido.

Por sorpresa se levantó y se abalanzó sobre Liam, dándole un abrazo y un gran y sonoro beso en la mejilla.

-Muchas gracias, me encanta- habló sonrojado tras ver lo que había hecho.

El camarero ojimiel se rascó la nuca al tiempo que titubeó nervioso.

-Va-Vaya é-esta reacción me ha gustado mucho más que la idea de verte sonreír.

-Lo siento si te asusté- se excusó el rizado-...es que a veces soy muy efusivo mostrando mis estados de ánimo.

-Nada de eso, precioso- dijo Liam muy contento-...me encantó que lo hicieras, disfrútalos.

Louis fulminó con la mirada a su compañero en cuanto éste regresó de nuevo a la barra pero Liam estaba tan feliz que le dio igual.

Harry siguió haciendo su parte del trabajo, usando sus nuevos colores y cuando el ojiazul se dignó a acercarse y se sentó enfrente observándolo detenidamente, este le habló.

-Siento llevármelas, no me di cuenta hasta llegar a casa...ah por cierto, tendrás que volverlos a escribir de nuevo, están bastante mal, la letra es casi ilegible y están llenos de tachones, seguramente Jones no lo aceptará.

El camarero ojiazul lo miró incrédulo pues nuevamente el semblante del ojiverde estaba serio y la fría actitud que usaba con él, al parecer había vuelto.

—Jodido, niño

———————

No olvidéis votar y comentar