Habían pasado unas horas. Veía como Lee dormía, cuando ella logró despertar yo sonreí con felicidad.

—Lee, no digas nada— le dije para que guardará silencio. —Lo hice por ti, mi vida. Me casé con Asu por ti... Yo siempre he sido tuyo.

Fui testigo de como una sonrisa se le dibujo en el rostro a ella. Suspiró lentamente.

—Ese suspiro significa que me sigues queriendo— volví a decir.

Ella agachó la cabeza.

—Mira, luego hablaremos sobre lo de Asu, nosotros no nos casamos solo hicimos una fiesta. Era como una celebración sobre nuestro noviazgo. Me case para seguir averiguando sobre ese crimen, y sabes, fue en vano. Aunque mi sorpresa fue encontrar una gabardina negra en tu casa el día que intentaron matarte ahogada— dije con certeza.

—Ve... Ve la cámara— fueron la únicas palabras de Lee, mirándome.

—Ok, a ver...

Me dirigí a la mochila donde vi ropa y otras cosas más. Luego encontré una caja donde empecé a abrirla con las instrucciones de ella. A medida de unos minutos, observé los archivos que contenía aquel objeto en su memoria. Quede estupefacto.

—¿Que significa todo esto?— cuestiono.

Lee me miro sin saber que decir.

—Debo decirte algo, Sam. Algo que me inquieta bastante, Asu... Ella, tiene algo que ver— me dijo a mí, ell me mira desorientada.
—Dime.

—Asu, pienso que ella tiene algo que ver porque cuando le dije al taxista que siga a Ernesto, él estaba con Emir en el hospital— hizo una pausa. —Ernesto quería matar a Asu, además hay que descubrir el muchacho que estaba con mi padrastro.

—Voy a acorralar a Asu, lo verás y vamos a salir de esto, vamos a hacer justicia— le contestó con seguridad.

NARRA AUTOR
A más tardar dos semanas pasaron, para ser exactos catorce días. La mejoría en Lee iba en perfecta condición que arrancó las clases normalmente, ella vivía con Sam, este último había dejado bien claro a Asu que ya no la amaba, que solo le correspondería a Lee.

Asu comenzó a refugiarse en alhocol, en un estado de crisis que la terminó destruyendo por completo.

Ernesto solía visitar clubes para pasar el rato, el estado de su primogénito lo acabó. Su empresa cayó en bancarrota.

Ahora si bien, todo procedía estable entre Lee y Samuel. La primera se iba ejerciendo en su profesión, en cuanto el segundo se empezó a dedicar a la música.

Un martes, Lee salió de dar las clases de Auxilio hasta ir a lo de Victoria, la cual la esperaba en su casa. Al llegar, tocó el timbre a la espera que le abriese.

—Hola, amiga— saluda Victoria dándole un abrazo a Lee. —Pasa.

—¿Como has estado, Vic?— pregunta entusiasta Lee, entrando a la cocina para ayudarla a cocinar.
—Bien, aunque me he quedado sin trabajo. La empresa quedó en la ruina, no hemos sabido nada de Ernesto.

—Ufa, que bajón.

—Sí.

Lee se lavo las manos para pelar las papas.

—Estaba pensando— agrega la joven sonriendo. —En la sala donde doy clases sobre la Medicina y Auxilios, buscan una secretaria para la coordinación de papeles, puesto a que la que se encontraba antes renunció.

—¿Enserio?

—Si, Victoria.

Habían pasado la tarde juntas, a lo sumo de las seis, Lee se aproxima a la puerta con una sonrisa en su cara.

MI PRIMER AMOR - PRIMER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora