Amelia
Estaba en el gimnasio cuando llego Marcus a verme, estaba con traje por lo que había pasado antes de irse al trabajo. Zac estaba dando una clase por lo que esperaba que cuando hablara con Marcus no se diera cuenta de que estaba aquí.
Lo salí a encontrar y cuando estuvimos frente al otro él me abrazo.
-Tessa me conto lo que paso anoche.- fue lo único que dijo cuándo me miro.
-lo siento Marcus, siempre fuiste el hombre perfecto para mí pero en el corazón no se puede mandar.
-¿él te quiere?- pregunto tomándome de las manos.
-creo que me ama.- dije con una sonrisa que no pude disimular.
-pues entonces no puedo hacer mucho más contigo.- se acercó a mí para darme un beso en la mejilla cuando sentía una puerta cerrándose.
-no te atrevas a tocar a mi mujer.- escuche que grito Zac.
Me voltee rápidamente y me acerque a él para detenerlo de hacer cualquier cosa que estuviera pasando por su cabeza.
-le acabo de decir a Marcus que estamos juntos.- dije a su oído para que bajara su temperamento Neanderthal. Me miro, miro a Marcus y le sonrió.
-lo siento amigo.- se acercó a darle la mano. –con Amelia nunca sé que hombre me la va a querer quitar por lo que tengo que tener mil ojos cerca de ella.
-tranquilo, se lo que se siente. - sin decir nada más Marcus se fue sin volver a mirarme.
Cuando lo vi irse me sentí mal porque fui yo quien lo busco y todo solo para sacarle celos a Zac, sin pensar en ningún momento en sus sentimientos, pero no podía negar que me encantaba de que hubiera aparecido en mi vida nuevamente porque de no ser así aun estaríamos en un tira y afloja con Zac sin fin.
-me siento desprotegido junto a ti. - me dijo Zac mientras escondía su rostro entre mi cuello y mi hombro.
-desde que nos declaramos mutuamente te dije que desde ese momento sería el único, tiene que aprender a creerme mi amor. - le toma la cara con ambas manos y dirigí su mirada a la mía. -te amo como nunca había amado a nadie. - lo bese y luego volvimos a entrar al gimnasio para que mi chico (amaba decirle así) terminara con su clase.
***
Zac
Llevábamos 3 meses de relación seria y comprometida cuando pasé por una joyería de camino a casa, fue ahí cuando lo vi y dije que Amelia tenía que tenerlo en su mano, así mataríamos dos pájaros de un tiro, me daba seguridad a mí y alejaba a todos los buitres que la miraban siempre y a cada momento.
Compre el anillo sin pensarlo 1 solo segundo y debo decir que fue la mejor inversión jamás echa. Esa misma noche le iba a pedir matrimonio. Necesitaba tenerla para toda la vida conmigo y aparte quería que nuestra familia creciera de manera exponencial.
-hola cariño. - me saludo con un beso y luego pasamos al living para escoger una película y esperábamos que llegara el sushi.
- ¿Amelia? - dije más asustado que nada, me aterraba que me dijera que no.
-dime bebé. - dijo aun arreglando algunas cosas.
Me levante y busque su miraba, la tome por los hombros y ella abrió los ojos asustada.
- ¿Qué pasa Zac? - comenzó a tranquilizarme acariciándome los brazos de arriba abajo.
-yo tengo más que claro que solo nos conocemos hace algunos meses, pero a mí solo me bastaron 2 meses para darme cuenta de que te amaba y que habías llegado a mi vida para cambiarla por completo, desde mi prototipo de mujer hasta como estar en una verdadera relación con alguien que se ama de manera sincera. - estaba hablando extremadamente rápido y con mi voz cortándose a momentos.
-mi amor, relájate, respira y habla más lento porque se me está haciendo difícil seguirte el ritmo.
Metí mi mano en el bolsillo del pantalón y me arrodillé con la cajita de terciopelo rojo frente a ella.
-Amelia Rosselinni, eres la mujer más bella y quien cambio mi mundo, me llevaste a otro planeta cuando me besaste por primera vez y lo sigues haciendo hasta el día de hoy. Casi no duermo cuando no estoy contigo y estoy cansado de ver como otros hombres te comen con la mirada. - ella se rio de lo último que dije, pero tenía lagrimas cayendo por sus mejillas. – me harías el grandísimo honor de aceptar ser la mujer con la cual voy a pasar el resto de mi vida.
Mi hermosa mujer solo asintió y me ayudo a levantarme para poder lanzarse sobre mi rodeando sus piernas en mi cintura.
-te amo. - dijimos al mismo tiempo.
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¡No puedo quererte!
Romance¡TENCION! ESTA ES LA SEGUNDA PARTE DE LA SERIE GORDIBUENAS. Amelia es una chica demasiado confiada en sí misma y eso es lo que atrae a los hombres como abejas a la miel, cuando ella sonríe ya nada importa ni siquiera su físico, porque ella definitiv...