Mi nuevo vecino.

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Me despierto por la luz que entra por los ventanales, ya que, anoche no cerré las cortinas, suelto un bufido y me levanto para buscar mis maletas.

Las dejo sobre mi cama y abro una buscando que ponerme, me decido por un pantalón de deporte gris y una camiseta de tirantes blanca, las cojo y me voy al baño para tomar una ducha.

Salgo ya vestida y lista para ponerme a ordenar, pero el sonido de mis estomago rugiendo me detiene, no me había percatado de la hora, así que, busco mi celular y miro que ya son las 10:53, dejo la ropa para después.

Bajo hacia la cocina y al llegar me encuentro a papá en su computadora tomando solamente un café, me dispongo a buscar algo de comer en las alacenas, pero el me detiene.

- No hay comida - dice aun sin mirarme - solo café - agrega después de darle un sorbo.

- Entonces me moriré de hambre! - dramatizo tocantone el estomago a lo que el rie.

- Claro que no - dice, por lo que me tranquilizo - tienes que ir a comprar algo de comer - añade en tono burlón a lo que yo lo miro mal.

- Que buen padre eres, no? - ironizo pero el no le da importancia, me entrega unos billetes y unas llaves, me dice que hay una tienda a unas calles de aquí - Y si sabias eso ¿porqué no has ido tu? - le pregunto frunciendole el seño.

- Trabajo - responde señalando su computadora.

- Si me pierdo sera tú culpa - es lo último que digo antes de salir de casa.

Camino sin ninguna dirección en concreto esperando no haber tomado el lado incorrecto de la calle, avanzo varias cuadras y cuando estoy por rendirme, veo que en la siguente cuadra hay un minimarket, suspiró aliviada y me apresuro para llegar.

Al entrar me encuentro con que es mas grande de lo que se veía por fuera, comienzo a avanzar por los pasillos, buscando que llevar para el desayuno y también para el almuerzo.

"Quizás solo deberíamos ordenar una pizza" pienso, pero luego me doy una cachetada mental al recordar que no tenemos el número de ninguna pizzería, así que sigo buscando.

Al final me decido por llevar un paquete de pan de molde, mantequilla, mermelada de mora (mi favorita), leche, azúcar, dos paquetes de espagueti, salsa de tomate, aceite, sal y un paquete de vienesas, esperando que me alcance el dinero, aunque según mis cuentas debería hasta sobrarme un poco.

Me dirijo hacia la caja para pagar, la cual se encuentra vacía, agradezco internamente por eso.

- Buenos días - me saluda la cajera alegremente.

- Buenos días - le contesto de vuelta, y es ahora cuando agradezco haber tomado ese curso de inglés, me dice cuanto es y yo le pago, efectivamente me ha quedado algo de dinero, me despido con la mano y salgo en dirección a mi casa.

El trayecto de vuelta se me hace mas corto, al ya conocer el camino, cuando estoy llegando de la casa de al lado veo salir a un chico, uno muy guapo, este se voltea cruzando su mirada con la mía y es ahí cunado veo el color de sus ojos, un azul muy lindo, se queda un poco confundido al ver que me dirijo hacia mi casa, lo que me hace recordar que nadie sabe que vivimos ahí, sigo mirándolo de reojo mientras abro la puerta y noto que no quita su vista de mi, sonrió para mis adentros.

Dejo las bolsas sobre la isla de la cocina, donde aun se encuentra papá, quien me extiende la mano a lo que yo lo miro intrigada.

- El dinero que te sobro - me explica al ver mi cara de confusión.

- Aaah... Ese me lo quedo yo por tener que ir caminando hasta la tienda - le respondo sin mirarlo y empezando a sacar las cosas de las bolsas - por cierto compre para hacer el almuerzo también - lo corto antes de que me reclame por el dinero.

Grandes cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora