En aquel planeta redondo donde las personas juzgan sin conocer, hablan sin saber, lastiman sin sentir culpa, el lugar donde la bondad y el amor real están en peligro de extinción; ese sitio al que llamamos hogar sin sentirnos parte de él, existen dos personas que el destino las quiso lejanas, que la distancia no las deja cumplir el sueño de conocerse.
Noches de desvelo, un vacío en su vida, necesitan algo, se necesitan mutuamente, sin embargo no lo saben. No hasta que se conocen.
Se mandaban mensajes con el miedo de que todo fuera mentira, pero eso no importaba, no mientras creyeran que fuera verdad, y lo era. Todo fue tan verdadero como que las estrellas salen cuando se oculta el sol, tanto como que estamos vivos, y así se sentían.
No sabían cuál era su destino, por tal razón siguieron su camino, hablaron días y noches, hasta el punto en que sabían todo del otro, dentro de ellos no había vacío alguno, ya no existía la soledad en su sentir.
Decidieron conocerse en persona, habían pasado años desde la primera vez que hablaron, en ese punto eran inseparables. El deseo de verse era tan grande que no importaba el esfuerzo que hicieran, pues sabían que valdría la pena.
El día esperado llegó, ambos en el aeropuerto sin saberlo, estaban en el mismo lugar, siempre lo estuvieron pero no sabían eso, se sentaron juntos, viajaron juntos, pero no se daban cuenta de ello, hasta que por no callar más hablaron, ahí se dieron cuenta de su identidad.
Uno de ellos había escrito su destino mal, causando confusión, lo que les hizo pensar que estaban a kilómetros de distancia, sin saber que podían estar juntos en menos de una hora.
Viajaron para saberlo.
Noches de desvelo para descubrirlo.
Rieron ante el hecho, pero por dentro ambos se sentían agradecidos, pues al fin estarían juntos.
Dos almas solas, dos destinos diferentes, dos pensamientos contrarios se encontraron y decidieron ser uno solo; apoyarse pese las dificultades, pues después de años, se habían dado cuenta que podían contra todo, se necesitaban y no lo iban a negar, se querían, y esa amistad, era real.
Eran de los pocos que tenían una amistad verdadera, se complementaban, y les gustaba pensar aquello.
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A mi mejor amiga.
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Para quien quiera leer
RandomUn día debes tomar una decisión, seguir viendo como todos cumplen sus sueños o empezar a cumplir los tuyos. Ese día puede ser hoy, tú decides.