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La música comienza a deleitar los oídos de quienes la escuchan. Algunas personas se detienen para saber qué es lo que pasa; él, parado frente a todos, dispuesto a comenzar con el espectáculo para sacar tan solo una sonrisa, es lo único que pide.

Zapatos gigantes, con los cuales si no tiene cuidado podría tropezar, una peluca de diversos colores que no permite ver su verdadero cabello, y en su rostro hay maquillaje, el suficiente para esconder esas ojeras, una sonrisa bien pintada para disimular.

Niños comienzan a acercarse, al ver que comienza a llamar la atención de los demás decide empezar contando chistes simples, algunos con un poco de verdad que hacía reír, otros que simplemente no se podían explicar, prosiguió con pequeñas interpretaciones ocasionándose caídas para causar gracia de sus desgracias.

Un truco fue tomar la realidad y convertirla en monólogo, la gente se reiría de ella, una forma de burlarse de lo cotidiano, de burlarse de la vida y despejarse un rato; poner sonrisas en las personas era su trabajo, su único objetivo, su obligación, con eso podía sentirse lleno por lo menos unos momentos y acostarse feliz, no ganaría mucho pero para él... alguien destrozado por la vida... aquel payaso con la cara pintada... para él era más que suficiente.

Para quien quiera leerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora