Gracias hyung

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Estudiaban en la habitación de Jaehwan sentados en la cama frente a frente con varios libros regados por todos lados y notas que el menor iba tomando y luego desechaba.

—Creo que ya entendí esta fórmula Ken— hace el procedimiento en una hoja vacía totalmente concentrado —; ¡Listo!

Le entrega la hoja al mayor y este en cuanto termina de revisarla se lanza ha los brazos de Hyuk provocando que este pierda el equilibrio y caiga acostado con Ken encima suyo aún abrazándolo sin permitirle respirar.

—¡Muy bien pequeño Hyukie! Está muy bien hecha, ya has entendido.

—K-en... necesito re-spirar...

Mientras decía esto le picaba las costillas para que así quedar libre, lo cual logró en un movimiento rápido de Jaehwan.

—Lo siento Hyukie— dijo aún sonriendo —estoy feliz. Me hiciste cosquillas, eres malo.— hizo puchero.

—No aguantas nada, además de qué te quejas si bien que te encantan las cosquillas— dijo con un tono burlón.

—¡Eso es mentira! A mí nunca me han gustado las cosquillas.

—¿A no te gustan? ¡Vamos a ver!

Se lanzó al mayor haciéndole cosquillas en el estómago mientras este lanzaba manotazos al aire buscando librarse de ese demonio.

—¡Ya Hyuk, déjame!

—Retráctate— con cada momento que pasaba iba aumentando su poder y eso le hacía sentir genial.

—¡¿De qué?!

—De que soy un mentiroso.

Una gran sonrisa estaba en su rostro, le divertía ver como su amigo reaccionaba a sus acciones.

—¡Ya Hyuk!

Pero este parecía que no iba a parar en algún momento cercano así que se dio por vencido.

—¡Está bien, bien! No eres un mentiroso, me retracto.

—¡Lo sabía! Yo no miento.

Dejó de hacerle cosquillas y sonrío victorioso.

—¡Me vengaré!

Ahora los papeles se invirtieron y el que hacía las cosquillas era Ken y no tendría piedad.

Así transcurrió esa noche entre juegos, bromas y como el tiempo se les fue volando no se dieron cuenta cuando dieron las 11:28 pm, así que, como el día siguiente no tenían clases y a esa hora el transporte público dejó de pasar.

—Mejor quédate, mis padres van a llegar hasta la próxima semana así que no hay problema.

—Pues las circunstancias dicen que me quede...— lo pensó un momento, no quería ser una molestia para su amigo —No quiero molestar, mejor pido un taxi.

—No me molestas para nada. Me hace falta compañía por acá. Anda~ dime que sí.

Le hizo un puchero juntando sus manos en forma de súplica viéndose muy infantil y tierno, no pudo decir que no a eso.

—Está bien, me quedaré.

—Yei~

Terminaron de estudiar y guardaron todo; decidieron que ambos dormirían en la habitación de huéspedes donde hay dos camas matrimoniales y una pantalla con una consola por si en algún momento querían jugar.

Se acomodaron y se dieron las buenas noches. Ken en cuanto tocó la almohada durmió como si fuera un bebé, pero, para Hyuk las cosas fueron diferentes. En cuanto cerraba sus ojos el rostro del pelinegro venía a su mente, por más que se privaba de pensar en él en todo el día era inevitable, a la hora de dormir, recordar su persona, su tacto, sus labios, como sus cuerpos se hacían uno en ese contacto corporal tan íntimo y especial, cuando soñaba con él y añoraba la forma de ser tan única de Hongbin.

¿Por qué tú? | HyukBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora