Verdades (En curso)

De visita

Supongo con un sentimiento de abandono por dejar a mi Mamá, recalcando que nunca deje de avisarle a donde iba o en donde me encontraba era primera vez que me iba sin dejarle razones de mi, por supuesto que nunca desconfié ni un segundo de Allan puesto que crecimos juntos desde que tengo memoria. Durante todos los procesos médicos yo lo apoye a el y el a mi, solo me quedaba en ese momento escuchar que tenia para decirme.

Al despertar de aquel sueño-entelequia- aun no llegábamos y solo me quede allí con los ojos cerrados. Hasta llegar solo me quedaba pensar en todo aquello que me confundía, por dentro sentía que todo mi ser se retorsia, no tenia idea de que podría ser lo que alteraba tanto a Allan pero lo que fuera que lo alteraba tanto y lo obligaba a protegerme de lo que sea que me protegía no era nada de lo que me gustaría ser parte. 

  —¿Estas despierta?—Moviéndome con suavidad.

  — Si, ¿llegamos?, ¿Es aquí?.

  —Aquí es, siéntete en confianza, estas personas nos van a cuidar por un tiempo.

  — Tomándolo del brazo —Apenas entremos, nos comportamos como Heidi en la pradera, me vas a explicar todo, quiero detalles, si algo de lo que me dices me parece como un fantasía tuya, y no me convence, espero que tengas una buena excusa para sacarme de mi casa con tanto afán, dejando a mi mama sin razones de mi.

  — Tranquilízate, se que te debo explicaciones, pero no estabas segura en esa casa, hice lo mejor para ti.

  — Bajándonos del Auto— Supongo.

Aquella casa era realmente moderna, muy lujosa para mi gusto, el piso era de caoba, las paredes impecables, al entrar todo lucia fresco, todo el ambiente olía exquisitamente, un aroma interesante. La mujer que nos recibió era elegante con una refinada educación y por su acento yo diría que era Británica, nos sirvieron te y galletas, actuaban como si pertenecíamos a una familia renombrada, tal vez no fuimos con la ropa correcta para aquella situación que me resultaba algo exagerada para nosotros que solo eramos dos jóvenes de los suburbios. Nos asignaron una habitación que compartimos con un pequeño que tenia alrededor de cinco años el cual nos trato muy mal durante la noche. 

No olvidaba que Allan me debía explicaciones que aun no me daba, la misma noche que nos instalamos en aquella casa ajena, se propuso a explicarme todo. Y ya nada seria igual.