Hace algún tiempo, en un lugar cualquiera Chris y Saru salían del cine, estrenaban Invasión IV: El ataque de los Jerex. Ya era tarde, los padres de Saru estarían preocupados ya que no sabían que su hija estaba en el cine, se supone que estaba en clase de ballet. De camino a casa iban imaginando que pasaría si un Jerex cayera del cielo y les intentara comer el cerebro. En ningún momento pensaron que sus vidas normales y corrientes cambiarían ese día.
Saru y Chris pasaban mucho tiempo juntos, eran casi vecinos, iban al mismo colegio, les gustaban las mismas películas y jugaban a los mismos videojuegos y leían los mismo cómics. Ambos se conocieron un día en una biblioteca ojeando la misma saga de cómics y desde ahí empezaron a ser amigos, con el tiempo descubrieron que un sueño los unía, ese sueño era el de convertirse en dibujantes de cómics, como aquellos que tanto tiempo pasaban leyendo.
En casa de Chris casi nunca había nadie, su madre trabajaba todo el día y llegaba muy tarde a casa, y su padre... Nunca lo conoció. Es por eso que siempre jugaban, leían cómics y veían películas de ciencia ficción en su salón. A ella nunca le gustaba estar en su casa, su madre era muy estricta, cada año le obligaba a dar clases de piano, pintura, ballet, y algunas clases extraescolares de refuerzo aparte de las clases obligatorias del colegio. Muchas veces se escapaba de clase y se iba con su amigo a leer comics, ver películas o jugar videojuegos.
Ya la habían castigado muchas veces, y a su madre no le gustaba nada que fuera amiga de Chris, pero eso no les importaba, siempre encontraban tiempo para verse, en cuanto a la madre de Chris, casi no sabía que Saru existía, a veces le contaba algo a la hora de la cena, pero eran muy pocas veces las que cenaban juntos, otras veces cuando llegaba a casa, Chris ya estaba dormido. En resumen eran dos chicos normales, como cualquier niño de su edad aunque quizás sus rarezas les hacían un poco diferentes a los demás.
Estaban a punto de llegar a casa, cuando vieron y escucharon caer algo por encima de las casas, finalmente aterrizando en un callejón, intercambiaron miradas los dos muy asustados, y Saru se agarró del brazo de Chris muy fuerte, casi causándole dolor. ¿Y si era un Jerex o algún otro ser del espacio?
Chris pensó en ir corriendo a ver qué era eso, la curiosidad era más fuerte que él. "Podríamos ser los primero humanos en descubrir vida extraterrestre." Aquel pensamiento le entusiasmaba, incluso pensaba el titular del día siguiente de los periódicos "Dos chicos encuentran vida extraterrestre". El muchacho agarró la mano de su amiga y tiró de ella en dirección al callejón, pero ésta se clavó en el suelo y dijo "no" con la cabeza.
- ¡Vamos!- le dijo Chris, pero ella siguió clavada en su sitio negando aún con la cabeza.
Soltó su mano y se dirigió al callejón, ella le aconsejó que lo mejor era irse, que podría ser peligroso, y por un momento Chris dudó, pero si no iba a ver aquello se arrepentiría, entonces empezó a caminar, y ella lo llamó con tono de enfado, y al ver que no se detuvo fue con él, por no dejarle solo.
Saru era de esas personas difíciles de encontrar que están siempre, aunque la situación sea dura y difícil. Como aquella vez, en una carrera organizada por el colegio, ella iba segunda y podría haber ganado, pero vio caer a Chris y rasparse la rodilla, se detuvo y corrió en dirección contraria al sentido de los corredores, solo para ayudarle a levantarse.
Les latía muy rápido el corazón, a medida que se acercaban al lugar en el que había caído eso, Saru tenía miedo y agarraba con mucha fuerza la mano de Chris. Cuando estaban en la entrada del callejón pudieron escuchar una difícil respiración y hasta lo que parecía un llanto, pero desde donde estaban no se veía nada de lo que había al fondo, estaba todo muy oscuro.
- ¿Estás seguro de esto, Chris? – le preguntó
El muchacho asintió con la cabeza, pero en realidad no estaba seguro de nada, tenía una mezcla entre entusiasmo, miedo y curiosidad. Seguramente, si no hubiese estado con ella, se habría ido sin ver lo que había en ese callejón. Entonces empezaron a caminar y cada vez los lamentos eran más fuertes, y cada vez iban viendo más, sus ojos se iban acostumbrando a la oscuridad, empezaron a ver un bulto entre la penumbra, se movía, poco a poco vieron que tenía brazos y piernas pero el cuerpo no era el de una persona. Nunca habían visto algo así, tenía unas orejas muy largas y se intentaba apoyar en un bastón de madera que parecía roto. Se mantuvieron a una distancia prudencial, cuando ya pudieron verlo con cierta claridad, parecía dolorido.
Los muchachos se miramos sin comprender nada, cualquiera en su lugar habría salido corriendo al ver ese ser extraño, y así sin esperarlo pronunció tres palabras, al escucharlas sintieron como el cuerpo se les tensaba, y una sensación de frío les recorrió el cuerpo.
- ¿Quién anda ahí?
La voz era ronca y áspera, pero le podían entender, ¿qué probabilidad había de que en otro planeta hablaran el mismo idioma?
Entonces como si estuvieran sincronizados, se dieron la vuelta y salieron corriendo, tan rápido como sus piernas se lo permitían. Nunca habían sentido un miedo tan intenso como ese, porque sabían que no era una pesadilla, que era real. Cuando estuvieron casi a las afueras del callejón, pudieron escuchar otra vez la voz de aquel ser a lo lejos.
- ¿Me pueden ayudar?
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Un Viaje Sin Memoria
AdventureEsta es la historia de una pareja de amigos, los cuales encuentran a un mago anciano desorientado, que se ha perdido en nuestro mundo, a partir de ese momento viajarán por accidente a un mundo totalmente diferente al nuestro, donde todo es posible y...