Capitulo 3

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Actualidad
Daniel

A pesar de que habían pasado muchos años, aún recordaba la mirada de dolor de Julie cuando pronuncié esas palabras que lo cambiaron todo. Recuerdo que después de una semana de haberle gritado, intenté hablar con ella pero fracasé, iba a buscarla a su casa y su madre decía que no estaba o que estaba dormida, cosa que nunca le creí pero lograba entender la realidad: Julie no quería volver a verme tal como se lo pedí. Y cuando intenté hablarle en la escuela ella simplemente me ignoraba y se iba dejándome con las palabras atoradas en la boca.

En todos estos años, después que ella dejara de hablarme, yo me sentido completamente solo y triste; las cosas en mi casa no mejoraban, mi padre se volvía cada vez más violento, tanto que un día mi madre terminó en el hospital porque tenía un brazo roto, y cuando los médicos preguntaron la razón ella solo dijo que se había caído de las escaleras. Después de eso, yo le pedía todos los días a mi madre que lo abandonáramos pero ella decía que no podíamos hacer eso porque aún lo amaba y además era nuestro padre.

En el colegio las cosas eran igual que antes: todo el mundo ignorándome como si fuera invisible.

Lo único que me alegraba ( y a la vez entristecía) era saber que Julie siguió adelante con su vida e incluso hizo muchos amigos, aunque me preocupaba ver que todo el mundo la trataba como "la perra" del colegio. Cada día se la veía en los pasillos besuqueándose con un chico diferente.
Pero ¿qué podía hacer yo para que dejara ese mal hábito? Exactamente: nada, porque ella ni siquiera cruzaba mirada conmigo.

Asi que este tiempo había sido muy díficil para mi, me arrepiento todos los días de mi vida el haberle gritado, sino lo hubiera hecho seguro que seguiríamos siendo amigos y por lo menos tendría alguien que me sostenga cuando me derrumbe o que me cuide de los golpes, pero lamentablemente fui un completo idiota y perdí a mi mejor amiga.

Después de que terminara la jornada del colegio, tenía que dirigirme a mi trabajo.

Meses atrás había salido a buscar trabajo por dos razones: para librarme de estar en casa en las tardes y para llevar algo de dinero a mi familia ya que con mi "querido padre" que se gastaba su dinero en alcohol, solo teníamos para comer una vez al đía. Luego de tanta búsqueda, al final encontré un trabajo en un restaurante, tenía que encargarme de limpiar el local y atender a los clientes.
Ahí estaba trabajando otra chica como cajera, según me dijo, su nombre era Veredith, era muy bonita, tiene los ojos marrones y el cabello largo castaño oscuro, y al parecer tenía la misma edad que yo. Ella es muy habladora y siempre trata de hacerme reír pero muy difícilmente lo logra, me cuenta todo lo que le pasa en su día y yo trato de hacer lo mismo solo que omitiendo unos cuantos detalles.

Ella decía que desde que yo había llegado la población femenina asistía con más frecuencia a nuestro restaurante, siempre creí que me lo decía en broma, hasta que un día me dijo:

-Enserio, ¿nunca te has mirado en un espejo? Mirate, tienes unos hermosos ojos verdes que me dan ganas de arrancártelos, cabello negro perfectamente peinado, eres alto y aunque delgado se ve que eres fuerte. Deberías mirarte como eres realmente, seguro que eres un rompecorazones en tu colegio.-

Justo en esa última frase comencé a reír mientras pensaba Hay Veredith si supieras... Y ahí terminó nuestra conversación porque entraron un grupo de chicas, que al acercarme a su mesa, una de ellas me guiñó el ojo y otra se quedó con la boca abierta mirándome, lo que me hizo sentir avergonzado.
Cuando terminabamos de trabajar yo tenía la costumbre de acompañar a Veredith hasta su casa ya que no vivía muy lejos de la mia, además, y aunque me costaba admitirlo, esa castaña se estaba conviertiendo en una persona importante en mi vida.

Así pasaban los días, con nuevos moretones en mi cuerpo, evitando que mi padre golpeé a mi hermanita, logrando moverme para llegar a mi colegio, hasta que un día de repente Julie se me acercó y  comenzó a pedirme disculpas por haberse alejado todos estos años, dijo que nunca debió haberlo hecho ya que yo estaba sufriendo mucho y ella siempre debió estar junto a mi. Yo solo le dije que ella no era la que tenía que disculparse sino mas bien yo debía hacerlo por haberle gritado de esa manera...y bueno, estuvimos un buen rato pidiendo disculpas mutuamente, hasta que al final cambiamos de tema y me dijo que quería volver a ser mi amiga, cosa que sin dudarlo acepté, porque la extrañaba mucho y tenerla de vuelta era la primera cosa feliz que me sucedía después de todo este tiempo.

Pero al parecer el destino no le gustaba verme feliz por eso se empeñaba en que yo pasara mal mi vida.
Hoy, 21 de julio es un día que jamás olvidaré porque marcó mi vida volviendola gris.
Todo parecía normal desde que me levanté y me alisté para ir al colegio, llegué comenzaron las clases, en el receso hablaba con Julie, luego más clases, dirigirme al trabajo conversar con Veredith, acompañarla en la salida pero desde ahí algo se volvió diferente, estabamos caminando cuando al fondo se distinguían carros de policía y un carro de medicina legal, una mujer lloraba y gritaba, un hombre salía de la casa agarrado de 2 policías, y 2 hombres arrastraban una camilla con un cuerpo tapado completamente. Al acercarnos más, se me cayó el alma a los pies al darme cuenta que era mi casa, que la mujer que lloraba era mi madre, mi padre estaba con los policías y mi hermanita iba en la camilla, sin importarme nada corrí y tomé a mi madre de los hombros y con desesperación le dije:

-¡¿Qué pasó?! ¡Dime ¿qué fue lo que pasó?!-

Mi madre solo sollozaba y no me respondía, así que me acerqué a uno de los policías y le dije que era el hijo de la señora que lloraba y le pregunté ¿que había sucedido? Y esto fue lo que me dijo:

-Bueno, según el testimonio de tu madre; este hombre había llegado muy borracho y empezó a golpear a tu madre, estaban muy cerca de la ventana, entonces la pequeña intentó detener los golpes que recibía tu madre, pero tu padre levantó a la pequeña y la habría tirado por la ventana, cuando llegamos la pequeña no tenía signos vitales...- el policía siguió diciendo algo más pero yo dejé de escucharlo, sentía que el mundo se me caía encima,  sentí un odio profundo por la persona que se hacía llamar mi padre, entonces abrí la puerta del carro de policía y quería molerlo a golpes, pero alguien me detuvo.
Como sea, logré soltarme pero ya no encontraba fuerzas para luchar, así que caí de rodillas mientras sentía que alguien me abrazaba y me consolaba; sabía que no era mi madre así que supuse que era Veredith, lo único que pude hacer era dejarme que ella me sostenga mientras en mi mente pasaban como fotografías todos los momentos que viví junto a mi hermana, y sentía que moría lentamente.





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⏰ Última actualización: Jul 21, 2017 ⏰

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