Capítulo dos

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Narra Adriana:
Me levanté porque sentí unos brazos rodear mi cuerpo y ya sabía de quien eran. Eran del chico con él que baile anoche.

—Buen día— susurró en mi oído cuando me moví un poco.

—Buen día— me di vuelta entre sus brazos y quedé frente a él.
—¿Cómo dormiste anoche? — pregunté y dejé un beso sobre sus labios.

—Muy bien— sonrió y paso su mano por mi costado —dormí demasiado bien.

—¿Sí? —me levante y me senté sobre él.

—Si— se levantó un poco y junto nuestros labios.

—Que bien— me moví lentamente en círculos sobre él y gruño.

—Si— tomó mi cara y junto nuestros labios. Empezó a pasar sus manos por mi espalda desnuda y bajo hasta mis nalgas, apretó estas y mi celular sonó.

—Maldición— mencionó cuando nos separamos y se hecho en la cama.

—Contestó y seguimos— deposite un beso en sus labios y tome mi celular que estaba en la mesita de luz que se encuentra al lado de mi cama.

Llamada:

—¿Hola? — pregunté mientras acariciaba el tórax de este.

—Hola Adri, disculpa por no contestarte anoche. Estaba ocupado— dijo Sebastián del otro lado.

—No pasa nada, solo llamaba para saber si ibas a venir— gemí cuando con sus manos apretó mis pechos —espera— reí.

—¿Espera que? — pregunto Sebastián.

—No era para ti

—Por favor déjanos seguir en lo que estábamos— mencionó Demian.

—¡Demian! — reí.

—¿Estas con alguien? ¿Quién dijo eso?

—Si y me tengo que ir.

—Bueno—respiro profundo —Chau.

—Chau— dijimos al unísono Demian y yo, después corte la llamada y deje el celular sobre la mesita.

Fin de la llamada

—Al fin— sonrió y junto nuestros labios.

Narra Sebastián:
Anoche estaba saliendo del trabajo y Lucia me vino hablar, estaba tan sexy como siempre con esos vestidos cortos que usa.

Flashback.

—Ya es tarde— mencionó —te estas yendo ¿verdad?

—Si—comenté y le sonríe —Tengo una reunión con unos amigos y me están esperando.

—Ah—suspiro —Quería invitarte a cenar, pero lo dejaremos para la próxima.

—Si—mierda ¿justo hoy tenía que ser? —pero si quieres te puedo llevar hasta tu casa. Es tarde ya.

—No te hagas problema— sonrió —pediré un taxi.

—No es necesario— caminé hasta su lado —Te llevo y después me voy, no vamos a tardar tanto.

—Está bien, muchas gracias—
me miró y sonrió. Era tan bella.

—Muchas gracias por traerme— dijo cuándo ya estaba parada en la entrada de su casa.

—No hay problema, fue un gusto— metió la llave en la cerradura, la giro y abrió la puerta.

—Si— se dio vuelta y se acercó hasta mi rápidamente, junto nuestros labios. —No quiero que te vayas— tomo mi mano y camine detrás de ella como si fuerza un zombie guiado por un cerebro.

Problemas con derechos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora