▪️Capítulo 2▪️

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Desayuné en el comedor ya que no conocía ningún lugar fuera del campus y luego me senté a leer una revista sobre el césped; el sol calentaba pero el viento que soplaba era frío, lo que me hacía echar de menos el clima en casa.

No dejaba de voltear a ver mi celular cada dos minutos y conforme iba transcurriendo el día me estaba desesperando cada vez más hasta que por fin sonó, pero no era más que un mensaje de Carson.

<<Perdona Amy pero no voy a poder ir a Columbia hoy, el entrenador quiere llevarnos a almorzar y no puedo decir que no, tengo que quedar bien con ellos. Nos veremos antes de comenzar las clases, lo prometo.>>

Perfecto...

Regresé a los dormitorios con la intención de tirarme sobre la cama y no levantarme hasta que terminara la semana, pero al introducir la llave me di cuenta que algo bloqueaba la puerta para que no pudiera abrirla.

-¡Estoy ocupada!- Los pasos desde el interior se acercaron a la puerta y se abrió lo suficiente para dejarme ver a mi compañera con la playera al revés y el cabello hecho una telaraña.- Mi novio está de visita y ya que tu me dejaste afuera del cuarto ayer yo te voy a dejar entrar hasta la noche, buen día.

Me azotó la puerta en la cara y la música a todo volumen inundó el pasillo entero, me lo tenía merecido pero me las iba a pagar, nadie me deja afuera de mi propia habitación y sale ileso. Ahora lo único que podía hacer era aceptar socializar con la única persona que había sido amable conmigo, por lo que me dirigí al edificio S; este edificio no era muy diferente al mío, tenía los buzones del correo, pasillos y escaleras, sólo que aquí se las habían ingeniado para decorar el hueco vacío al centro del lugar y lo adaptaron con un par de sillones y una pantalla plana con una consola de videojuegos.

Me acerqué a los tres chicos que se encontraban jugando y les sonreí.

-Hola, ¿de casualidad saben donde puedo encontrar a Henry?

-Tercer piso, la puerta más llamativa al final del pasillo.- Contestó uno de ellos sin separar los ojos de la pantalla en ningún momento.

Les agradecí y luego de eso subí las escaleras hasta el último piso, volteé hacia ambos lados tratando de encontrar una puerta que llamara mi atención, pero lo que vi no era más que una puerta pintada de color rosa; caminé hasta allá y toqué un par de veces.

-¡Amanda! Que gusto. -Henry se encontraba en boxers con una bata de seda negra y calcetines largos, de inmediato aparté la mirada pero eso sólo pareció causarle risa.- ¿A que debo tu visita?

-Mi compañera me dejó fuera de la habitación y pensé que podríamos ir a dar una vuelta o algo.

Aún seguía evitando mirar su abdomen desnudo ligeramente marcado, no tenía un cuerpo musculoso pero definitivamente era todo un galán. Él notaba lo nerviosa que estaba ya que no dejaba de buscar mi mirada mientras bufaba para si mismo.

-Primero tengo que vestirme, no quiero causar la misma reacción en todos los estudiantes del campus.

Se alejó dejando la puerta abierta y abrió el armario para buscar algo que ponerse mientras yo recorrí con la mirada su habitación. Las cortinas eran color vino al igual que la alfombra, tenía una cama individual con edredón crema y en un lugar donde podría entrar otra cama se encontraba un mueble junto con un mini bar y un escritorio.

-¿No compartes habitación con nadie?

-Conmigo mismo es suficiente, te dije que las mejores habitaciones se acababan rápido, son pocas las habitaciones individuales y yo planeo quedarme con esta hasta que termine la carrera. Listo, podemos irnos.

Cerró el armario y pude tener una vista clara de él, ahora llevaba pantalones negros ajustados, botines y una chamarra de mezclilla con el cuello afelpado, era demasiado estilo para un chico ordinario.

-Vamos a pasar por Central Park y comeremos hotdogs en las escaleras del MET, una vez que haces eso ya puedes considerarte Neoyorquino.

Esta vez si me reí de su comentario porque me pareció gracioso y salimos de la residencia estudiantil hacia la ciudad. Durante el camino varias personas saludaron a Henry, como si fuera famoso entre los estudiantes.

-¿Eres alguna clase de celebridad?

-Sufro de una terrible condición llamada popularidad.-Contestó modesto.- Me lo gané a base de gran esfuerzo en las fiestas de las fraternidades y también por un desfile de moda que organicé el semestre pasado. Estoy en la escuela de artes, quiero ser diseñador.

-Y entonces las chicas te aman y los chicos te odian.

-No, las chicas me aman por mis diseños y mi forma de ser, y los chicos me respetan por eso. Mi vida ha sido difícil por los gustos que tengo pero cuando aprendí a amarme a mi mismo los demás comenzaron a hacerlo.

Preguntarle por la puerta rosa estaba de más...

-Yo voy a estudiar periodismo.

-¡¿De verdad!? Nuestras facultades están una frente a otra, podríamos trabajar juntos.

No era mala idea, alguno de mis proyectos podría ser sobre sus diseños y nos daría reconocimiento dentro de la escuela a ambos. Terminando la carrera uno de mis planes es conseguir trabajo en alguna revista de moda, así que en la universidad Henry y yo podríamos hacer buen equipo.

Mientras más nos alejábamos de la escuela me sentía cada vez más vulnerable, todas las calles eran parecidas así que si me perdía no sabría como regresar; confié en Henry y después de caminar un buen rato llegamos al gran museo MET, compramos un par de hotdogs y nos sentamos en las escaleras del lugar a comer mientras veíamos a la gente pasar y seguimos platicando para conocernos mejor.

Al parecer él es un chico complejo con una mente muy abierta, no tiene miedo a ser él mismo a pesar de que le costó muchos años aceptarse y ahora está triunfando tanto en su vida personal como en la escuela. Su popularidad le ha conseguido citas con las chicas más guapas de la escuela y con los chicos más atractivos, por lo que él se describe a si mismo como alguien a quien "le gusta todo lo que se mueve". Eso no me asustaba, al contrario, su seguridad me hizo admirarlo al instante.

Gracias a él me olvidé de Carson Carter y del mal rato que me hizo pasar mi compañera durante toda la tarde, en vez de pasarla mal estuve riendo y disfrutando al comenzar a conocer la ciudad que tanto había amado en el pasado. Sólo la conocía por fotos y películas pero siempre me pareció prometedora y causaba la sensación de que cualquier cosa podría pasar; ahora que estaba aquí me quedaba claro que en eso tenía razón, cualquier cosa podía llegar a pasar durante los siguientes 5 años.

Loca por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora