Capítulo 4

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Entró a la cafetería donde habían acordado reunirse, segura de que Grecia ya se encontraba presente. Tenía razón, la encontró en el segundo piso sentada cerca de una ventana abierta. Como siempre estaba sentada recta, con la mirada al frente y su bastón recostado contra su pierna.
-cuánto tiempo sin verte, Grecia.- la saludó sentándose frente a ella.
-¿Lindsay? Llegas tres minutos tarde.
-lo sé, tuve cosas que hacer.
-¿y para qué me llamaste? Fue un poco difícil llegar hasta aquí.
-debiste traer un acompañante.
-que sea ciega no impide que me las arregle sola, he vivido así por cincuenta y un años. Responde mi pregunta.
-parece que has hecho mal tu trabajo.
La cara de la señora se arrugó más.
-¿de que hablas?
-el director me ha dicho que al parecer un niño reconoció a una de sus estudiantes. La información vino de la madre de su compañera, y sucedió durante la visita.
-la han sacado, la madre debió tener miedo de que le prohibieran ver de nuevo a su hija. ¿El nombre de la estudiante reconocida?
-en cuerpo y memoria tuvo tres. El niño pertenecía a la familia de Margaret Kahlo.
-la identidad aparte. Imposible, yo fui a su casa y bloquee cada recuerdo relacionado con ella, incluyendo empleada y conocidos, mis subordinados se llevaron todas sus cosas. No pueden reconocerla ¿están seguros de que es ese niño?
-se le mostró una foto a la madre y confirmó su identidad. Has fallado Grecia.
Sus ojos verde esmeralda brillaban de preocupación.
-¿que harán conmigo?
-se te  volverá asignar casos menores como una novata, mientras que nosotros arreglamos el desastre que tu incompetencia ha hecho. También te quitaremos a todas las personas que estaban a tu disposición.
-¡no pueden hacer esto! Llevo años trabajando con ustedes.
-podemos y mi jefe no tolerará ninguna queja.
-¿tu jefe? Quieres decir tu padre. Sólo por él te dieron este cargo, no mereces ni toleraré que me hables de ese modo tan presuntuoso.
-esta equivocada, soy yo que no va a tolerar esa forma de hablar. Puede que sea la hija de quién dirige la organización pero obtuve mi trabajo por propio mérito, y mi trabajo es vigilar e informar sobre los estudiantes de esta academia.
La cara de la señora Grecia estaba roja de la ira, y justo en este momento sonó una voz de su reloj. 4:30 p.m. Ir al dentista.
-parece que se tiene que ir. Tranquila, me marcho ya.
La señorita Lindsay se fue dejándola desconcertada.

Aquel día se dirigían al hospital para la revisión del grado, iban caminando en grupo con el profesor atrás observándolos. El grupo se dividirá en dos: los maliá y los oculus, que eran cuatro. 
-que lindo tienes el pelo hoy. - le decía Ariadna a Olivia. Ese día se presentó con dos coletas. -quiero saber como conseguiste el otro moño.
-Meredith quiso cortarse el pelo y antes que otra se lo pidiera me adelanté.
-¿y por qué nos lo pediste a mí o Arlet?
-supuse que el tuyo se lo habías dado ya Irene y Arlet se lo había dado a Jadiel.
-¡oye! - dijeron ambos al mismo tiempo.
-yo no utilizo más de un moño. - dijo Cameron. Su pelo crespo sobrepasaba un poco los hombros y se lo peinaba con una coleta baja.
-saben, deberían ser más prácticos igual que Cameron, Arlet y yo. - dijo Ariadna sacudiendo su cabello que le llegaba al mentón.  Los otros dos lo tenían tan corto que no podían taparse las orejas.
-después de la revisión quiero ir a coger manzanas. - dijo Arlet, dando una vuelta como una niña pequeña.
-no es buena idea, solo te quedan dos uniformes y no puedes lava ropa hasta la próxima semana. - dijo Irene.
-seré precavida.
-si piensas escalar un árbol lo más probable es que termines ensuciandote.
-escúchala. - dijo Olivia. - porque yo no pienso prestarte los míos. En estos momentos días ensuciaste tres.
-¡fueron accidentes!
-y trata de no provocar más.

En el hospital sentaron a todos en la sala de espera y a Olivia, Cameron, Sarah y Nelson se los llevaron aparte. Irene tuvo que esperar media hora para que le llegara su turno, cuando salió Ariadna del consultorio sentó a su lado susurrandole al oído.
-es un nuevo doctor.
Le interesó esa información, estaba acostumbrado al viejo amargado de siempre. Nerviosa de que como sería esta persona metió primero la cabeza.
-disculpa, ¿puedo pasar?
Vio a un hombre de unos cuarenta dándole la espalda, que dijo con voz despreocupada.
-claro, pasa.
Más tranquila se sentó en la camilla preparada para la revisión. El médico al darse la vuelta sus ojos se agradaron, los papeles que sostenía se cayeron al piso. Se quedó mirándola fijamente por un momento incomodando a Irene, le hizo una seña con la mano lo que le hizo recobrar la compostura y recoger lo que se le cayó.
-tú debes ser Irene Quiorda. - dijo tratando de imitar la anterior voz sin conseguirlo.
-si, ¿pasa algo?
-no, nada. Sólo olvidé que ustedes eran...diferentes.
-esta bien...
Allí la incómoda revisión comenzó. Por cada cosa que le hacía Irene notaba que este evitaba mirarle los ojos o el pelo a toda costa. Tratando mejorar el ambiente y calmarse así misma trató de entablar una conversación.
-no entiendo porque se les hace a los...oculus tantas pruebas. Ya pasó la etapa de transformación y nadie, excepto Nelson, quedó ciego.
-en los oculus es común que dar ciego queremos ser precavidos y asegurarnos de evitar que la ceguera avanze en los no afectados y buscar una solución para los que están en su etapa de transformación.
-ya entiendo ¿cómo consiguió este empleo?
-no hice nada especial, parece que el anterior se retiró. A mi me llamaron y acepté.
-¿es muy lejos para usted o vive en la ciudad?
-no vivo en la ciudad, pero tampoco me queda tan lejos.
-¿tiene familia?
-si, vivo con mi esposa e hijas. - dijo poniendo gran énfasis en la palabra esposa. - no sabía que las estudiantes de acá eran tan curiosas.
-perdón. - se sonrojó.
-no me molesta, todos los que han venido hasta ahora me preguntaron cosas. - sacó del bolsillo de su bata dos frascos y le pasó la pastilla roja y amarilla junto a un vaso de agua.
-¿que es esto?
-vitaminas.
Una pequeña sonrisa irónica afloró en el rostro de ella.
-ya lo suponía.
















































La Epifanía De Los Recuerdos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora